El rumor resultó ser cierto: la tal disputa entre el actual gobernador de Santander, Richard Aguilar y su padre el condenado por la parapolítica Hugo Aguilar, exgobernador de Santander, sería una estrategia engañosa para perpetuar la dinastía electoral del llamado clan Aguilar en el departamento.
Desde que se anunció la fantasiosa pelea de los candidatos a ganar el premio de la Gobernación de Santander, en el que en un lado del ring teníamos al candidato Holguer Díaz, apoyado por el hijo Richard Aguilar y en el otro a Carlos Fernando Sánchez, apoyado por el padre Hugo Aguilar, corrió el rumor en Santander, de que la enemistad familiar podría ser un invento electoral con miras a debilitar otras campañas, dividiendo con dos rostros, los votos con los que se harían a su botín único.
La supuesta pelea generaba expectativa, la riña acaparaba los medios, el padre no ahorraba los descalificativos para su aparente contrincante Holguer Díaz a quien trataba de un hombre "desleal, ingrato, pedante, petulante y poco gestionador, por lo que yo no lo apoyo...”, olvidándose del rabo de paja que carga por la condena por parapolítica. El coronel en retiro le echaba en cara al candidato de su hijo las investigaciones que tiene abiertas por "pérdida de investidura, expropiación de tierras, enriquecimiento ilícito y el desfalco a Saludcoop”. Es curioso, además, la contundencia con la que Hugo Aguilar ratificaba su distancia con este candidato, afirmando que “si hay algo que ha caracterizado a Hugo Aguilar, es la palabra",
Al parecer, Hugo Aguilar retomaba la frase popularizada por William Colon en alguna de sus canciones: “Las palabras son de aire, y van al aire”, cuando a menos de 20 días para las elecciones, en el debate trasmitido por el canal regional TRO, ante la pregunta de formulación matrimonial hecha por uno de los periodistas, frente a si decidían estar unidos, los dos candidatos, el del padre y el del hijo, decidieron dar el sí ante el altar televisivo.
Todo parece indicar que las peleas no existen cuando se trata de garantizar que en el poder político los mismos sigan en lo mismo. Es así que luego de que hace unos pocos días, se le revocase la candidatura al aspirante a la gobernación por el Centro Democrático, el hasta ahora desconocido Iván Aguilar, quien ni sonó ni trono durante la campaña. El expresidente Álvaro Uribe optó por dar la espalda a su apadrinado y respaldar al candidato del padre Hugo Aguilar, Carlos Fernando Sánchez.
Por su parte, el excandidato del Centro Democrático, Iván Aguilar, no siguió los pasos de su mentor Álvaro Uribe, sino que unió a la campaña del otro contendor a la Gobernación de Santander, Didier Tavera, el mismo quien fuera procesado por parapolítica y a quien se le cuestiona porque su padre estuvo en la cárcel por narcotráfico. El mismo Didier Tavera, que fue congresista de Convergencia Ciudadana, partido político fundado por el 'Tuerto’ Gil, condenado por parapolítica. El mismo Didier Tavera que luego fue militante del PIN, partido también cuestionado por nexos con el narcotráfico y vínculos con paramilitares. El mismo Didier Tavera, quien fue secretario de la Gobernación del Hugo Aguilar. El mismo Didier Tavera, que también fue contrincante de Horacio Serpa, pero que ahora, al igual que en la unión Padre e hijo, decidieron dejar atrás sus aparentes diferencias y dar el sí a la unión del Partido Liberal por la Gobernación de Santander.
De este modo, se demuestra que mientras estos políticos de aparentes rencillas, pero verdaderos amores sean elegidos el 25 de octubre, se estará legalizando de nuevo una unión, la unión de la corrupción, vínculo este que a diferencia de los matrimonios de hoy en día, parece ser indisoluble.
