En medio de la emoción que nos ha producido a muchos ver al país ad portas de firmar un acuerdo con las Farc, lo que queda en evidencia es que si queremos realmente construir un proceso de paz sostenible, este pobre país tiene que someterse a una "cirugía de corazón abierto." Su propósito sería, si es posible, inyectarle una sobredosis de sensibilidad, de solidaridad y extraer el tumor del nomimportismo que afecta a millones de colombianos. No obstante ser esta una enfermedad generalizada en Colombia, es en el sector salud donde el costo es infinito: nada menos que la muerte de personas que han pagado por los servicios de salud, pero que literalmente se mueren de dolor ante la mirada indiferente de médicos, enfermeras y sobre todo, del personal administrativo.
Ministro, tiene toda la razón en estar furioso porque por fortuna usted no se esconde ante las fallas de su sector. Pero sinceramente, no es suficiente, el país está lleno de investigaciones exhaustivas que terminan en nada y en este caso estamos hablando del paseo de la muerte, nada más ni nada menos. Es hora de coger el toro por los cuernos porque las leyes en este país sirven es para burlarlas.
El problema de fondo usted lo conoce mejor que nadie. Mientras la salud siga siendo un negocio y así se siga percibiendo y mientras las sanciones se queden en el aire, pasamos de los muertos por el conflicto a los muertos por el paseo de la muerte. ¿Por qué la clínica Colsubsidio no recibió al señor Sedy Vera si literalmente se estaba muriendo? En este centro de salud no recordaron la Ley estatutaria que los obliga a atender esta urgencia que probó ser mortal precisamente por falta de atención oportuna. Plata, dinero si lo quieren más elegante, es la causa de esta muerte. Y mientras el billete esté de por medio usted Ministro Gaviria va a vivir al borde de un ataque de nervios.
Sobre el Hospital San Ignacio le puedo agregar un caso de esta semana que estoy segura lo afectará profundamente. El equipo médico de oncólogos de esa institución resolvió que no iba a atender más a un paciente de cáncer complejo porque había sido muy agresivo con ellos. Y textualmente afirmaron por escrito que tendría que buscar otra IPS distinta a este Hospital con nombre de Santo. A esta petición se unieron las enfermeras y el personal administrativo. ¿Cómo le parece? Un hombre joven a quien después de un año de tratamiento cuando le habían hablado de su posible curación, ahora se dieron cuenta de que su caso solo requiere tratamiento paliativo. Es decir, en sus narices, paso de tener esperanzas a sentirse no solo al borde de la muerte sino expulsado, rechazado porque no fue posible que este personal médico pudiera manejar su ansiedad y su desesperación. Por fortuna, la Caja de Compensación entró a mediar y ojalá se resuelva satisfactoriamente este caso. Hasta cuándo tendremos que esperar los colombianos para que se revise el modelo de salud. Su naturaleza como negocio acabó con esas cualidades que se le atribuían a los médicos, enfermera y en general al personal de este sector.
Si ya se tiene en el país una cobertura en salud casi total de la población, ¿donde está el freno para pasar a un sistema público universal con la participación de un sector privado a quien se le pagan sus servicios pero no se le permita enriquecerse con dineros públicos? La respuesta está en el poder de las EPS y el sistema que administran en el cual lo que es bueno para ellas es malo para los pacientes.
¿Será posible que en este país el aseguramiento en salud no le pueda garantizar realmente a la gente que no se va a morir de hospital en hospital y que va a ser atendido antes de que pase a mejor vida? Lo que no puede ser es que finalmente entremos a un proceso de paz pero sigamos teniendo muertes que podrían evitarse si realmente se atendiera a tiempo y bien, a lo enfermos. Ojalá la operación a corazón abierto nos mejore como sociedad.
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