¿A quiénes elegimos los Ibaguereños? La historia nos cuenta

¿A quiénes elegimos los Ibaguereños? La historia nos cuenta

'Miremos con desconfianza aquellas campañas que no escatiman en recursos'

Por: Edwin Gutiérrez Barrero
septiembre 29, 2015
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¿A quiénes elegimos los Ibaguereños? La historia nos cuenta

Este 25 de octubre será la décima vez que acudamos a las urnas a elegir alcalde de Ibagué luego de que el 13 de marzo de 1988 se llevara a cabo la primera elección popular de alcaldes en Colombia. Los elegidos en 1988 y 1990 estuvieron durante un periodo de dos años en el poder mientras que los ganadores de las contiendas de 1992 a 2001 ocuparon el cargo durante tres años gracias a  que la constitución extendió el periodo y permitió la elección de gobernadores también por voto popular, por último, el acto legislativo 02 de 2002 estableció que quien ganara las elecciones de octubre de 2003 se posesionaría el 1 de enero de 2004 y lo haría para un periodo de cuatro años.

Analizar la historia política reciente de nuestra ciudad y en especial las tendencias que han marcado las elecciones locales durante los últimos 27 años nos permite identificar varios hechos importantes que de ser tenidos en cuenta esta vez a la hora de elegir a nuestro próximo burgomaestre evitaran que sigamos encajando en aquella frase de Cicerón que dice: “los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla” 

Armando Gutiérrez Quintero Alcalde 1988-1990

Durante el periodo anterior a la elección popular de alcalde la ciudad era un fortín político del santofimismo y como era de esperarse, se presentaron a las elecciones de aquel 13 de marzo con candidato propio sin escatimar en esfuerzos por hacerse al poder. En Ibagué por aquella época predominaban las fuerzas liberales, muestra de ello fue que a la contienda se presentaron cuatro candidatos del mismo partido siendo elegido el señor Armando Gutiérrez de la corriente de Alberto Santofimio, cacique político del momento y quien años después seria investigado y condenado por hechos tan graves como el asesinato de Luis Carlos Galán y el proceso 8000.

Francisco Peñaloza Castro Alcalde 1990-1992

Considerado el mejor alcalde de la historia de Ibagué, Pacho Peñaloza resulto electo el 11 de marzo de 1990 tras obtener el 49 % de la votación total en representación del Movimiento cívico de convergencia conformado por facciones del bipartidismo, en segundo lugar se ubicó el candidato liberal del continuismo Santofimista el señor Enrique González Cuervo quien ya había sido alcalde en 1987 por designación, terminó derrotado por representar los vicios de la clase política tradicional al igual que por las investigaciones disciplinarias que se adelantaban en su contra en un momento en el que las cuestionadas practicas del partido afectaron su credibilidad dentro de los electores.

Durante los gobiernos de Peñaloza Castro la ciudad creció y se desarrolló considerablemente, a tal punto que su administración fue destacada como la mejor del país y la CEPAL le otorgo el título a Ibagué de Ciudad piloto para el desarrollo gracias a obras tan importantes como las avenidas Guabinal, Ferrocarril, Ambala, 60; la inversión social, el fortalecimiento de las empresas públicas, la modernización de la ciudad y la entrada de la primera señal de televisión internacional de carácter gratuita que recordamos como Telepacho.

Rubén Darío Rodríguez Alcalde 1992-1994

La derrota sufrida durante las elecciones de 1990 obligo a los liberales a destapar todas sus cartas en esta contienda y a participar con cuatro de los siete candidatos. Los resultados eran de esperarse, aquel 12 de marzo de 1992 fue elegido Rubén Darío Rodríguez de la corriente de Santofimio, en segundo lugar la señora Carmen Inés Cruz, ambos pertenecientes a un movimiento denominado “cívico” liberal y en tercer lugar el señor Álvaro Ramírez Gómez, estos dos últimos se repartirían el poder durante las siguientes dos elecciones.

Durante el gobierno de Rubén Darío Rodríguez la dinámica de crecimiento observada en la administración de Peñaloza se tornó lenta, muchos procesos no continuaron y aparecieron denuncias por corrupción y participación en política debido a su abierto apoyo al también Santofimista Álvaro Ramírez Gómez, candidato a sucederlo en el cargo.

Álvaro Ramírez Gómez Alcalde 1995 – 1997

Durante estas elecciones solo se presentaron dos candidatos, ambos de origen liberal, Carmen Inés Cruz y Álvaro Ramírez (actual candidato a la asamblea) quien llegaría al poder representando  a la coalición Partido liberal conservador “cívico” pero de marcada afinidad por el Santofimismo. Durante su administración aparecieron denuncias por malos manejos del erario, practicas clientelistas, favorecimiento de personas cercanas y falta de gestión pese a que la ciudad atravesaba por una época de crecimiento económico propiciado por el arribo de nuevas empresas que generaban condiciones óptimas para continuar con la modernización que había iniciado Francisco Peñaloza.

Carmen Inés Cruz Alcaldesa 1998 – 2000

La tercera es la vencida y al parecer Carmen Inés Cruz lo tenía claro pues se lanzó nuevamente pese a sus anteriores fracasos, esta vez lo hizo en representación del partido liberal y resulto elegida con el 49 %, seguida de quien sería su sucesor tres años después, el también liberal Jorge Tulio Rodríguez que obtuvo el 42 % a pesar de ser el candidato oficialista y contar con el apoyo de Álvaro Ramírez, cuestionado por lo que ya era una práctica común en aquel tiempo: la participación en política para favorecer el continuismo y a personas afines.

La administración de Carmen Inés Cruz paso a la historia por sus discretos logros y la carencia de gestión efectiva que diera solución a la crisis económica que había comenzado durante la cuestionada administración anterior que dejo un nivel de endeudamiento enorme sumado al cierre de muchas empresas que arribaron a la región atraídas por los beneficios tributarios que otorgaba la ley 44 de 1987 cuyo objetivo era estimular las inversiones de capital en el departamento luego de la tragedia de Armero.

Jorge Tulio Rodríguez Alcalde 2001-2003

Pese a su anterior derrota, Jorge Tulio Rodríguez - conocido como uno de los célebres “trillizos” -  decide lanzarse nuevamente a las elecciones del 2000 y resulta ganador con el 58 % de los votos dejando en segundo lugar a Oscar Barreto actual candidato a la gobernación y cuestionado por las investigaciones que la fiscalía adelanta en su contra.

Durante su gobierno “Ibagué Despierta” los escándalos de corrupción y participación en política a favor del candidato oficial a sucederlo fueron una constante. Entre otros hechos se destaca la destitución e inhabilidad por 11 años para ocupar cargos públicos a él y tres de sus funcionarios estrella luego de que la procuraduría general de la nación determinara que habían incurrido en una falta disciplinaria gravísima al hallar serias irregularidades en la ejecución del contrato 042 celebrado con Interaseo S.A. E.S.P. Posterior a esta sanción y en fallos de segunda instancia fue absuelto por estos hechos al igual que por otras irregularidades en la secretaria de salud de la época.

Rubén Darío Rodríguez Alcalde 2004-2007

De reconocida tradición liberal y amigo cercano de Alberto Santofimio, Rubén Darío fue reelegido durante las elecciones de 2003 esta vez para un periodo de cuatro años, tiempo que no sería suficiente para concretar proyectos tan importantes para la ciudad como el acueducto alterno que aún no comienza, el sistema integrado de transporte que hasta la fecha no arranca y la recuperación de la deteriorada malla vial. Durante su administración se presentaron denuncias de corrupción por parte de algunos de sus funcionarios más cercanos y gracias a un reconocido periodista de la ciudad, una de sus obras bandera recibió el título de avenida fantasma.

Jesús María Botero Alcalde 2008 – 2011

Desde antes de ganar las elecciones de 2007 “chucho” Botero ya recibía fuertes críticas por parte de sus detractores que lo señalaban por clientelismo y corrupción durante su paso por el Hospital San Francisco, por su entrañable amistad con el cuestionado Jorge Tulio Rodríguez y por un presunto fraude durante la consulta liberal. Curiosamente por aquella época sus mayores opositores eran Luis H. Rodríguez y Jhon Esper Toledo, amigos entrañables en la actualidad.

La administración de Botero brillo por sus raquíticos resultados y los escándalos de corrupción,  fue destituido e inhabilitado para ocupar cargos públicos por 10 años junto con varios de sus funcionarios más cercanos luego de que la procuraduría determinara que habían cometido faltas disciplinarias gravísimas al celebrar contratos de forma irregular.

Luis H. Rodríguez Alcalde 2012 – 2015

Nuestro actual mandatario salió elegido con más de 66 mil votos en octubre de 2011, contó con el apoyo incondicional del partido liberal, tanto así que Alberto Santofimio estuvo presente en la inscripción de su candidatura y logró llegar al palacio municipal luego de dos fracasos antecedidos por sendas campañas.

Su gobierno ha sido considerado por muchos como el peor de la historia, los sondeos de opinión lo ubican dentro de los alcaldes con más bajo desempeño del país y las denuncias y escándalos de todo tipo son pan de cada día en los medios locales. Las demoras en las obras de los juegos nacionales, el intento fallido de implementar fotomultas, la ineficiencia del IBAL y los indicios de privatización, sus polémicos “súper” asesores, la pésima organización del festival folclórico, las denuncias por presunta corrupción administrativa, el apoyo casi abierto al candidato del continuismo, las polémicas generadas luego de conocer las intenciones de entregar a privados los escenarios deportivos, etc. Son situaciones a las que se acostumbraron los Ibaguereños durante los últimos cuatro años.

Llevamos 30 años alimentando la hegemonía liberal en Ibagué presos de las mismas prácticas electorales de los 90, la participación en política para favorecer al candidato de los afectos del gobierno de turno no es algo nuevo, los gamonales políticos continúan ejerciendo gran influencia, los hechos de corrupción son casi infaltables en cada gobierno y el desarrollo de la ciudad sigue aplazado hasta que nuevamente un gobierno visionario retome el camino que nos tiene atrasados y empobrecidos. El censo electoral indica que somos más de 300.000 las personas habilitadas para votar en Ibagué durante las elecciones del próximo 25 de Octubre, sin embargo la indiferencia y pasividad frente al futuro del territorio nos ha impedido arrebatarles las riendas de la ciudad a las mismas 70 mil personas tolerantes con la politiquería barata.

Tenemos en nuestras manos la oportunidad de cambiar la realidad y lograr grandes transformaciones a partir de administraciones honestas y eficientes. Miremos con desconfianza aquellas campañas que no escatiman en recursos al igual que a los candidatos acompañados por personajes a quienes la historia no les favorece y que han demostrado con suficiencia que una ciudad con tantas ventajas comparativas para lograr su desarrollo les quedo grande.

Es importante señalar que la etiqueta cívica que un candidato actual quiere ponerle a su campaña no es algo nuevo dentro del menú de estrategias políticas que tuvieron su inicio a principios de la década pasada con el objetivo de diferenciar los movimientos emergentes de la clase tradicional, asumiendo discursos de oposición a sus prácticas pero persiguiendo el mismo objetivo: incrementar sus caudales electorales, garantizar su permanencia dentro del panorama político y una vez en el poder proceder a el pago de los favores recibidos.

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