En los estados fronterizos del Zulia, Apure, Táchira, La Guajira, Arauca, Norte de Santander y Vichada se han entronizado desde hace varias décadas bandas criminales, círculos mafiosos y grupos al margen de la ley que mueven redes del contrabando de gasolina y gas, que se aprovechan de las condiciones diferenciales cambiarias y del subsidio del gobierno venezolano para obtener ganancias millonarias .
Las actuales tensiones binacionales —que han generado la deportación masiva e indiscriminada de más de 1.355 colombianos y la huída de otros 15.000— revelaron a la comunidad internacional que la franja fronteriza que comparten Colombia y Venezuelaes un oscuro y explosivo entramado de problemas de seguridad, económicos y sociales que puedan terminar por despedazar la difícil convivencia de ambas naciones y de las comunidades fronterizas que las habitan.
Cifras de Petróleos de Venezuela, PDVSA, indican que el contrabando hacia Colombia equivale a 100.000 barriles diarios de petróleo, lo que representa 5% de la producción total de la empresa estatal
Cientos de carros tanques cargados de gasolina provenientes de Venezuela ingresan a diario a Colombia por más de 246 trochas distribuidas a lo largo del territorio fronterizo entre los Estados Zulia (Venezuela), La Guajira y el Cesar (Colombia), Norte de Santander y el estado Táchira, así como en los cruces de los ríos Arauca y Apure, Vichada y el Orinoco, que representan alrededor de 1.400 millones de dólares anuales de pérdidas por el contrabando de ese combustible en el país vecino.
Sólo en La Guajira, que posee 219 kilómetros de frontera con Venezuela, el contrabando de gasolina moviliza en promedio un millón de galones (3,7 litros por galón) al día a través de 192 pasos ilegales, que se utilizan también para otros productos venezolanos.
Las redes de contrabandistas, dotadas con más de 3.ooo camiones que transportan pimpinas de gasolina que tienen un costo de 32.00o pesos (cerca de 11 dólares) y un nutrido ejército de distribuidores que vende este recurso energético en puestos informales en los departamentos colombianos que colindan con estados de Venezuela, completan la tarea de distribución ilegal del combustible en el territorio nacional, que pagan cuotas extorsivas a varios grupos al margen de la ley.
En La Guajira y el Cesar, en los que alrededor de 25.000 familias viven del tráfico de la gasolina, los precios del galón de combustible reflejan un incremento desorbitado: en Paraguachón, en el margen de la frontera venezolana en el estado Zulia, su costo es de 28 pesos ; en Maicao cuesta 4.000 pesos (1,28 dólares); en Riohacha el precio ronda los 6.500 pesos (2,08 dólares) y en el departamento del Cesar se consigue a 8.00o pesos (2,56 dólares).
Las autoridades aduaneras colombianas consideran que tres millones de galones de gasolina de contrabando ingresan cada mes al Cesar, lo que deja a las redes de contrabando ganancias por más de 17.000 millones de pesos mensuales (un poco menos de 6 millones de dólares) y pérdidas a su capital Valledupar al dejar de recibir 10.000 millones de pesos anuales por el impuesto de la sobretasa a la gasolina.
De acuerdo con datos de la agencia de noticias inglesa BBC, Venezuela pierde 12.500 millones de dólares al año, como consecuencia del subsidio a la gasolina. Las empresas que tienen autorización en Venezuela para la venta de hidrocarburos en las zonas limítrofes con Colombia son las filiales de PDVSA, Maraven, Corpoven y Deltaven, cuyas plantas se encuentran ubicadas en Maracaibo (estado Zulia) y El Vigía (estado Mérida).
Para la petrolera estatal venezolana, la producción de cada litro de gasolina tiene un costo de 2,7 bolívares, que se vende al mercado 0,07 bolívares y que se convierte en un precio atractivo para las mafias binacionales. Colombia tiene el precio más costoso de la gasolina en América Latina (8.189 pesos el galón, 2,56 dólares), otorgándole a este negocio ilegal una rentabilidad del 10.000% anual, según un análisis de la Dirección de Impuestos y Aduanas de Colombia (DIAN).
Las ventajas comparativas están a la vista. En Venezuela, un galón de combustible se puede comprar en 200 pesos. El paso de la gasolina a territorio colombiano, va incrementando su precio original de acuerdo con los ‘impuestos”’ establecidos por la guerrilla y las bandas criminales a través de la cadena de distribución, hasta su precio final para el consumidor de 6.000 y 8.000 pesos el galón.
Esta rentabilidad se incrementa al usar este combustible en los laboratorios donde se procesa la pasta base de coca y del clorhidrato de cocaína y su uso para la maquinaria empleada en la minería ilegal, lo que ha llevado a considerar a la DIAN que 15% del combustible que se mueve al país es de contrabando.
El contrabando de combustible que se extrae de Venezuela para su comercialización en Colombia, se lleva a cabo sin el pago de impuestos y consumos en el país, dejando ganancias a las redes mafiosas nacionales por un valor de 370 millones de dólares.
A lo descrito debe sumarse la devaluación de la moneda venezolana, , el desempleo en Cúcuta (16.7%), la profunda corrupción en sectores de las autoridades fronterizas de ambos países y la alta tasa de informalidad laboral en la capital cucuteña (72%) , lo que estimula la dependencia para amplios sectores de la población de subsistir de la economía ilegal generada por el contrabando.
Todos estos indicadores económicos evidencian la consolidación de las actividades ilícitas que manejan guerrilleros, narcotraficantes y paramilitares en el corredor binacional, que pueden de manera calculada y habilidosa multiplicar las tensiones económicas y sociales necesarias para ampliar el radio devastador en el ojo del huracán fronterizo