Susana y Elvira son dos mejores amigas que viven juntas en un apartamento en la calle ochenta y cinco de Bogotá. A Elvira (Mabel Moreno) la acaba de echar su novio de nueve años del cual dependía económicamente y, por lo tanto, debe ir a vivir con su amiga más entrañable: Susana (Manuela González), quien ha sido despedida de su trabajo en la Alcaldía y debe someterse a escribir artículos en la sección de maternidad de un periódico. Juntas comparten sus éxitos amorosos, sus noches de tragos, sus problemas laborales y sexuales.
Apenas uno lee la premisa de esta serie, la cual es transmitida por Internet, se le viene a la cabeza un de los hitos de la televisión estadounidense: Sex And The City. Y no es para menos, ya que, en términos generales, Susana y Elvira se trata de dos mujeres jóvenes que hablan de sexo y relaciones. De hecho, varios de los gags y de las situaciones que aparecen en algunos capítulos son claramente inspirados en Carrie Bradshaw y sus amigas. Prueba de esto se encuentra en el primer episodio, cuando, en una sesión de yoga, las dos amigas se echan pedos; o cuando Susana habla de su relación fallida con Pierre debido a que él no estaba disponible para ella. Si bien no hay una copia, estas situaciones le recuerdan a uno el episodio en el que Carrie se echa un pedo, o cuando termina con Mr. Big por considerarlo inaccesible.
Pero estas similitudes con Sex And The City, y en algunos casos con Friends, no son más que alusiones, ya que Susana y Elvira es una de las propuestas más originales que se han visto en la programación colombiana (aunque no sea transmitido por un canal de televisión).
La serie está basada en un blog que escriben dos mujeres en el que comparten, de manera descomplicada y directa, sus experiencias. Pocos meses después de su lanzamiento, el blog se convirtió en uno de los portales más visitados, por lo que se concibió la idea de convertirlo en un seriado por Internet. El éxito continuó, cada uno de los veinticuatro episodios que han salido hasta el momento tiene un aproximado de cuarenta mil visitas, un verdadero record para un programa colombiano que no cuenta con el respaldo de un gran estudio o cadena televisiva.
Pero, más allá de su éxito, el valor de Susana y Elvira radica en la frescura y la cotidianidad de sus personajes principales que, como muchas mujeres, usan vibradores cuando no tienen novio; tienen algunas relaciones desagradables y se enfrentan a la terrible realidad de buscar trabajo por primera vez. No estamos frente a una Betty fea, martirizada y perdidamente enamorada, ni frente a una Gaviota provinciana y desfachatada; estamos frente a dos mujeres identificables con cualquiera de nuestras amigas.
Por lo tanto, Susana y Elvira, de seguir así, podría convertirse en el primer programa que represente y marque a toda una generación de mujeres colombianas. Ésta es una de las pocas series de nuestro país (quizás la única) que representa personajes reales y que trata situaciones que pueden sucederle a cualquiera. Como dicen en su cuenta de Twitter, que asciende a 21.654 seguidores: “Somos unas viejas normales. Tenemos un blog y una serie web sobre nuestras experiencias bellas y amargas en el amor y el sexo. Escribimos lo que pensamos”.
“Escribimos lo que pensamos”, vaya frase más sugerente, sobre todo en un contexto televisivo como el colombiano en el que las heroínas de las telenovelas tienden a ser sumisas, cariñosas y a sufrir en silencio. Susana y Elvira son todo lo contrario: dicen lo que piensan y lo que sienten, se revuelcan de la ira con los comportamientos machistas de ciertos hombres y tienen control de su sexualidad y de sus vida laborales. Aunque cometan errores, tengan relaciones tóxicas con algunos hombres y sean vulnerables, siempre hablan con honestidad.
A pesar sus virtudes, Susana y Elvira tiene algunos problemas. Quizá el más protuberante de todos reside en una dosis de elitismo que le quita autenticidad a la serie. Ejemplo de esto son los novios franceses de las dos protagonistas. Dichos personajes sacan de contexto al espectador, porque la realidad de las cosas es que casi nadie en Bogotá tiene novios franceses. Además, en varios capítulos se recrean, de manera poco exitosa, situaciones ocurridas en París y Nueva York. Esto, nuevamente, distorsiona la atmósfera general de la serie, ya que el espectador sabe que los personajes están en la calle noventa con carrera novena y no en Europa o en Estados Unidos. El público no quiere lugares comunes sobre el romance en un París falsamente recreado, quiere verlas yendo a rumbear a la zona t o pidiendo pollo los domingos. ¿Por qué la necesidad de rebuscarse situaciones en el exterior con las que nadie se identifica?
Pero estas fallas no son más que lunares en una serie bastante interesante. Y es que no hay nada más refrescante y saludable que encontrarse con un programa sobre sexo y relaciones en un mar de novelas sobre prostitutas, narcotraficantes, asesinos y delincuentes.
Finalmente, vale la pena decir que, si bien se parece a Sex And The City, Susana y Elvira logra representar, de manera única, situaciones y personajes profundamente ligados al contexto bogotano, por lo que se puede pensar como una serie muy novedosa.
@iriartecine
Blog de Susana y Elvira:
http://www.susanayelvira.com/blog/
Primer capítulo de la serie: