En 1999 los paramilitares llegaron a los Montes de María, el último paso en su consolidación territorial. Desde el Magdalena Medio hasta la Costa Atlántica recorrieron los pueblos sembrando terror y muerte. Alias ‘ Diego Vecino’ era el Comandante del Bloque Héroes de los Montes de María presente en Sucre y Bolívar al mando de jefes tan sanguinarios como alias ‘Cadena’ quien controlaba San Onofre y ‘El Oso’ quien se instaló en Vista Hermosa, Plan Parejo, Libertad, Las Brisas, Higuerón y Pajonal.
Libertad es una vereda en medio del Golfo de Morrosquillos y el Canal del Dique; a cinco minutos de Sabanetica, una playa que se convirtió en puerto de embarque de droga hacia centroamérica; entre Chinchima y el Alto de Julio, dos veredas en medio de grandes fincas ganaderas; hogar de una grande empresa camaronera extranjera, blanco de extorsión; lejos de San Onofre, la cabecera municipal de la zona; y comunicado con el resto del país por una carretera intransitable. Este fue el escenario que encontraron las AUC.
El Bloque paramilitar buscaba el control territorial del Golfo de Morrosquillos para la salida de la droga llegada de las cocinas en las montañas de la Serranía de San Lucas en el Sur de Bolívar. La coca y la marihuana eran transportadas en lancha por el río Magdalena hasta la intersección que separa al Atlántico del Magdalena, el punto más cercano a las playas de Libertad. ‘Juancho Dique’ controlaba el canal del Dique y ‘Cadena’, San Onofre, el eje central de los corregimientos de los Montes de María.
El puesto de control de ‘Cadena’ era la finca El Palmar ubicada entre Berrugas y Rincón del mar en el municipio de San Onofre. Bajo la sombra de un inmenso árbol de caucho el jefe paramilitar organizaba juicios en los que resolvía desde discusiones domésticas hasta problemas de tierras; como señor y dueño de la región ejercía autoridad a plomo.
El campamento del ‘Oso’ era en el Alto de Julio. Este paramilitar utilizó la violencia sexual como mecanismo de intimidación en Libertad, pueblo que se convirtió en su reino donde mandaba con trago y fiestas en las que sometía a las mujeres. Los atropellos y la violencia de alias ‘El Oso’ y su grupo de lugartenientes produjeron la rebelión de Libertad, un pueblo negro que terminó haciendo justicia con sus propias manos. Un caso emblemático, tal vez el único en el país, en el que la comunidad le dijo ¡No mas!, se alzó contra el abuso paramilitar y los expulsó de su pueblo. Esta es la historia.