La propuesta de ampliación de la maternidad de 14 a 24 semanas, presentada por los congresistas del Centro Democrático, quienes, en busca de votos se piensan por estos días problemas sociales que jamás les importa, ha suscitado muchos debates que reflejan que en esta sociedad la maternidad y el trabajo doméstico no son considerados labores dignas; por ende, no son ni deben ser remunerados, no deben ni discutirse y es un "problema privado", claro, de las mujeres.
El trabajo doméstico y el cuidar los hijos (si se les pusiera precio) representan la quinta parte del PIB, es decir, el 19,3 %, lo cual es superior a lo que representan las exportaciones, que es el 16,3%, afirma la economista Ximena Peña de la Universidad de los Andes. Sin embargo, pareciera que el asumir ser madre en esta sociedad no solo implica más responsabilidades sino que trae consigo una serie de estigmas negativos hacia las mujeres.
Frente al proyecto se han generado críticas, como la de Guillermo Botero, presidente de Fenalco, quien aseguró a Caracol Radio que medidas de ese tipo “en este momento no son convenientes para la generación de empleo”, independientemente de que la licencia se amplíe, las mujeres seguimos relegadas a la brecha salarial por razones de género, a no ser contratadas porque de pronto somos mamás y "dejamos de ser útiles" o ser condenadas a que nos digan que no tenemos profesión, que somos improductivas y mantenidas por estar haciendo oficio en casa o cuidando niños.
No obstante, la doble jornada nunca termina. Con ampliación de la licencia o no, a las mujeres nos toca asumir la labor y, lo peor, sin reconocimiento alguno y, por supuesto, sin remuneración alguna. Seguimos siendo excluidas y con un trato inequitativo por el sistema laboral en el país; entonces afirmar que estas medidas agravan la situación no tiene cavidad alguna. Nada podría empeorar la brecha y la desigualdad de la que somos víctimas.
Finalmente, es necesario señalar que está situación y la discusión incluye a una parte de las mujeres, quienes pueden acceder a un trabajo formal, pero que sucede con las madres que tienen a sus hijos en condiciones de pobreza, que tienen trabajos informales, que son desplazadas. Ellas ni siquiera pueden acceder al sistema laboral, de salud y de educación. Pensemos, entonces, en mejorar la situación de las madres, todas: las afro, las menores de edad, las víctimas del conflicto, etc.