La conmemoración del Día Internacional de la Mujer trae a memoria diversidad de deudas pendientes en materia de derechos y de igualdad. Se conmemora la muerte de las más de 120 mujeres en la fábrica de textiles de Nueva York en 1911, las marchas del 8 de marzo del año 1857, por salarios justos y condiciones humanas de trabajo y 1908 por menos horas de trabajo, derecho al voto, aumento salarial y prohibición del trabajo infantil, se recuerda también la sugerencia de Clara Zetkin en la Conferencia internacional de la mujer trabajadora en Copenhague en el año 1910 para conmemorar un día de la mujer a nivel global, hecho que fue aprobado unánimemente, sin embargo, logró consolidación solamente hasta el año 1975 por parte de la ONU.
Hay una serie de patrones de comportamiento que reflejan la exclusión y que se expresan claramente en las cifras y revelan que en materia de derechos e igualdad aún hay un largo camino por recorrer. En Colombia, las principales víctimas del conflicto interno son las mujeres, son ellas quienes salen de sus territorios junto con sus hijos como desplazadas, luego de sufrir toda clase de vejámenes, encabezados por la violencia sexual, el asesinato de sus esposos, padres, hijos y hermanos, quedando de esta manera con labores precarizadas en las grandes urbes, sin un ingreso que les permita rehacer su vida, ahora con pequeños que también quedan excluidos de derechos en la realidad a ser afrontada.
En nuestro país persisten las cifras de desempleo en mujeres como las de principal preocupación, pues según cifras del Dane para el trimestre móvil noviembre 2020-enero 2021 la cifra de desempleo se ubicó para los hombres en el 11,1%, en tanto que para las mujeres en el 19,6%, un porcentaje que refleja el rezago en el que estructuralmente se encuentran las mujeres en la sociedad colombiana, porque ese casi 20% de mujeres están excluidas de la libertad económica, del derecho a un salario, de poder realizar sus sueños en materia laboral, académica y los diversos ramos que conforman el desarrollo de las libertades.
En términos de brecha salarial, según reporte del Dane, los grupos poblacionales con mayor afectación corresponden a las mujeres rurales, las mujeres mayores, aquellas con menores niveles educativos, mujeres en unión libre y casadas, mujeres con hijos e hijas, así como también las mujeres indígenas. Sin embargo, las mujeres en la mayor parte de las ocasiones trabajan mucho más que los hombres, puesto que entre labores no remuneradas según se indica por parte de ONU Mujeres, ellas realizan 2,5 más trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los hombres.
Las cifras de violencia hacia las mujeres no son alentadoras en ninguna manera, puesto que estas cifras han venido en incremento, sin embargo, este aumento lo que ha logrado es desenmascarar una realidad que venía escondida de manera cultural en nuestra sociedad, en tanto las mujeres no se atrevían por diversas circunstancias a denunciar, o sencillamente no eran oídas por parte de las entidades que deberían haber garantizado sus derechos.
Existen una norma contra el peor de los crímenes hacia la mujer: la ley 1761 de 2015 que tipifica el delito de feminicidio, que básicamente se traduce en el asesinato de una mujer por su condición de mujer o por su identidad de género. Así en Colombia a 31 de diciembre de 2020, el total de feminicidios en dicho año ascendió a 630 víctimas, cuya concentración se da principalmente en los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca, Bogotá, Cauca y Atlántico según reporte del Observatorio de Feminicidios en Colombia.
De esta manera tenemos un panorama poco alentador, encabezado por la discriminación histórica en la sociedad, una sociedad que ha negado los derechos a todos los niveles, principalmente a las mujeres, una sociedad que excluye de manera estructural. Hay un largo camino por delante, donde las estructuras patriarcales deben derrumbarse, donde en cosas tan cotidianas, tan escondidas como las labores de cuidado y labores del hogar se den transformaciones por un trabajo compartido en este nivel, una sociedad que de garantía del cumplimiento de los acuerdos de paz, centrados en las víctimas, una reivindicación al grueso de víctimas colombianas conformado principalmente por mujeres, una sociedad que de razón de la verdad a las miles de madres, hijas, abuelas, hermanas, que buscan a sus muertos, qué quieren saber qué fue lo que pasó en los interminables años del conflicto colombiano, que quieren saber por qué mataron cobardemente a sus hijos y los hicieron pasar como bajas en combate. Finalmente, una sociedad en la que los hombres en nuestros actos reivindiquemos las luchas por los derechos históricamente negados a las mujeres y compartamos de manera amplia estas luchas: ¡Porque sus luchas son nuestras luchas!