El 8 de febrero de 2024 fue una jornada de símbolos atravesados en Chile y en Colombia. Republicanismo en Chile. Ausencia de respeto por las instituciones en Colombia.
La imagen chilena no puede ser mas conmovedora y, a la vez, envidiable. De la última guardia de honor alrededor del féretro del expresidente Piñera, el 8 de febrero del 2024, formaron parte el actual presidente Gabriel Boric y los expresidentes Michelle Bachellet y Eduardo Frei, de orillas distintas de la política chilena.
Un periodista acertó al llamarla “una verdadera postal republicana”: tributo de los líderes de otras vertientes de la política chilena a un dirigente de la derecha, empresario, senador, respetuoso del orden constitucional chileno, dos veces presidente.
Asistieron al velorio políticos y funcionarios opositores, incluidos alcaldes, algunos de los cuales, en un momento, también hicieron parte de la guardia de honor a Piñera.
“Precisamente porque sabemos que estuvimos en veredas políticas distintas es que estos gestos son incluso más relevantes”, dijo una líder política de izquierda.
Un vocero de la Asociación Chilena de Municipalidades se refirió “a llevar un reconocimiento republicano de parte de la ACHM al expresidente y al país”.
Estos poderosos símbolos de respeto republicano, de defensa de las instituciones, pese a lo controvertidos que puedan ser los dirigentes. Piñera, el presidente de un país con altos índices de inequidad, a quien le correspondió el estallido social del pueblo chileno y que también fue promotor del Acuerdo de Paz y del plebiscito constitucional, fue, ante todo, un respetuoso hombre republicano.
Como lo ha mostrado ser también el actual presidente Gabriel Boric. Un hombre de izquierda que no ha vacilado en rechazar la exclusión de María Corina Machado en las próximas elecciones en Venezuela, que ha reconocido sin buscar culpables, las derrotas electorales, incluida la plebiscitaria.
Un 8 de febrero de 2024 en Colombia. Las imágenes, la gritería, incluida las de las redes sociales, bodegas de izquierda y derecha, las mentiras y las exageraciones, no son motivo de orgullo republicano
Un 8 de febrero de 2024 de signo distinto en Colombia. Las imágenes, la gritería, incluida las de las redes sociales, bodegas de izquierda y derecha, las mentiras y las exageraciones, no son motivo de orgullo republicano. Esa gana, tan criolla, del aniquilamiento moral del otro.
La presión indebida, irrespetuosa de los poderes, de parte del presidente de la República a la Corte para que nombre fiscal de inmediato. La politización de la Fiscalía y la Procuraduría, sus sesgos, tanto los admonitorios como los punitivos. Un secretario general de la OEA, Almagro, descachado. La vocinglería apocalíptica de algunos medios. El síndrome de culpar a los demás. Las acusaciones recíprocas de “quiebre constitucional”. Todo menos republicanismo. Y una voz sensata: la de Humberto de la Calle. Como siempre.
No somos concientes del valor de nuestras instituciones, del estado de derecho. Pese a la violencia, al narco de tantos años, a la corrupción, han demostrado solidez en la adversidad. Han sido la condición para la elección del actual presidente.
Aprendamos de Chile. Del respeto, de la consideración hacia los adversarios políticos. Del respeto hacia el estado de derecho, patrimonio de todos.