Los cubanos estaban llamados a las urnas el domingo 26 de marzo para renovar la Asamblea Nacional del Poder Popular, el parlamento unicameral del país. 470 candidatos optaban a los 470 escaños. En el sistema unipartidista cubano, ninguno de estos candidatos representa a la oposición. La participación provisional fue del 70,33%, según el Consejo Nacional Electoral, 8,23 puntos menos que las parlamentarias de 2018 pero superior a las municipales de noviembre pasado (63,85%)
Las autoridades castristas suelen describir las elecciones como una "gran fiesta popular". Pero tras la votación, los sentimientos de los cubanos eran, cuando menos, contradictorios.
Hayan votado o no el domingo, los habitantes de la capital están de acuerdo en una cosa: el país atraviesa una grave crisis económica, que afecta gravemente a las condiciones de vida de la población y precisamente por eso esta madre de familia votó a los candidatos comunistas.
"Los diputados no conseguirán mejorar la situación económica del país de la noche a la mañana, pero creo que el gobierno está haciendo esfuerzos para resolver esta crisis", afirma.
“Hoy Cuba es un país diferente al de hace cinco o diez años, gracias a las medidas adoptadas para permitir la iniciativa empresarial privada o mejorar la oferta de empleo en las empresas estatales”, añade.
A los menores de 30 años no les interesa votar
"A decir verdad, me gustaría votar por alguien que me represente de verdad, por alguien que no venga al parlamento a obedecer y a decir que sí a todo”, explica un estudiante que no fue a votar.
Como las campañas electorales están prohibidas en Cuba, lamenta no conocer a los candidatos y critica la ausencia de programa político. Para este joven, el Parlamento no es más que una cámara de registro.
“A los cubanos menores de 30 o 25 años ya no les interesan las elecciones. Los jóvenes saben que nada cambiará, que todo seguirá igual, así que no será una solución a sus problemas", afirma y añade que no se va a fiar de las cifras de abstención que comunique el gobierno.