Isabel II cumplió el 6 de febrero 70 años al frente de la monarquía británica. Su reinado fue el más largo de la historia de Reino Unido y uno de los más importantes debido a la gran cantidad de cambios que ha vivido durante estas siete décadas.
La monarca fue sido testiga de los mayores acontecimientos geopolíticos y bélicos de las últimas décadas, habiendo superado la Guerra Fría, la descolonización, la caída de la Unión Soviética o el Brexit, además de escándalos familiares, sin prácticamente perder popularidad.
Pero Isabel no estuvo siempre destinada a heredar el trono. Su padre Jorge VI no tenía previsto ser monarca hasta que en 1936 abdicó su hermano mayor Eduardo VIII, tío de Isabel, para poderse casar con Wallis Simpson, una divorciada estadounidense cuya relación con Eduardo levantó mucha polémica.
El reinado de Jorge VI estuvo fuertemente marcado por la Segunda Guerra Mundial. Un conflicto que, sin duda, desgastó notablemente la salud del monarca, pero que, sin embargo, sirvió a la princesa Isabel para prepararse a conciencia.
Ya en 1947 dejó en claro sus intenciones de, una vez llegado su reinado, encabezar a la monarquía británica hasta su fallecimiento, algo que está cumpliendo. "Declaro ante todos ustedes que toda mi vida, ya sea larga o corta, estará dedicada a su servicio y al servicio de nuestra gran familia imperial a la que todos pertenecemos".
La herencia de un imperio en decadencia
Durante un viaje a Kenia en 1952, enmarcado en un tour por las colonias que en aquel entonces poseía el Imperio británico, Isabel recibió el 6 de febrero la noticia que confirmaba la muerte de su padre. Hacía meses que Jorge VI, un fumador habitual, sufría cáncer de pulmón. Aunque su enfermedad se mantuvo en secreto, finalmente pudo con él.
Desde ese mismo instante, tal y como establece la tradición británica, Isabel se convirtió en la soberana de su nación. Aunque no fue hasta 1953 cuando se produjo el acto de su coronación. Un evento histórico que todos pudieron ver, ya que fue retransmitido en televisión para todos los británicos y el mundo entero. El acto provocó la adulación y admiración de millones de personas que siguieron el evento y catapultó la fama de Isabel II.
La nueva monarca asumió un imperio en decadencia. Durante las décadas de 1950 y 1960, Isabel II debió hacer frente a la descolonización de numerosos territorios en América, África, Asia y Oceanía. Un golpe duro para un imperio que años antes había dominado una cuarta parte del planeta.
La monarca británica se centró en viajar y conocer estos territorios con el objetivo de fortalecer la Mancomunidad de Naciones, una institución internacional que toleraba la independencia de las antiguas colonias pero que mantenía los lazos con Reino Unido. Durante su reinado su membresía pasó de cinco naciones a 54.
Conflictos armados internos y externos
Pero Isabel II no solamente enfrentó desafíos externos, también internos. A finales de la década de 1960, estalló el conflicto norirlandés entre los unionistas protestantes y los católicos partidarios de sumar Irlanda del Norte a la República de Irlanda. Esta disputa dejó miles de muertos y puso en jaque a Reino Unido, que vio peligrar su estabilidad e incluso la paz durante tres décadas. La Reina Isabel II fue el garante de los unionistas de mantener su conexión con el Reino Unido.
Los siguientes años de su reinado estuvieron marcados por el Gobierno de la conservadora Margaret Thatcher. Durante este periodo, Reino Unido enfrentó huelgas internas y una guerra colonial contra Argentina por el territorio de las Malvinas. Las decisiones de la premier conservadora fueron cuestionadas en alguna ocasión por la monarca, de la que trascendió su relación tensa con Margaret Thatcher. A pesar de ello, las dos mujeres más poderosas de Reino Unido en la década de 1980 se guardaron siempre mutuo respeto.
La figura de Lady Di y su 'Annus Horribilis'
Pero las mayores controversias que rodearon a Isabel II fueron las familiares. Desde principios de la década de 1980, la figura de la princesa Diana, esposa de su hijo el Príncipe Carlos, tomó mucha relevancia en la prensa británica… al igual que sus problemas maritales con el heredero a la corona. En este contexto llegó 1992, el conocido ‘Annus Horribilis’ de la reina: tres de sus hijos se separaron y el Castillo de Windsor ardió en llamas.
Pero su momento más complicado como monarcafue la muerte de Diana en un accidente de tráfico en 1997. El fallecimiento de Lady Di ocupó todas las portadas del mundo durante días. La familia Real se recluyó en el Castillo de Balmoral en Escocia durante los días posteriores, algo que afectó significativamente a la imagen de la reina, que se vio obligada a volver a Londres para realizar el funeral de la que fuera su nuera. Este cambio de actitud ayudó a recuperar su imagen semanas después.
Los desafíos del siglo XXI
La llegada del nuevo siglo trajo nuevo desafíos personales y políticos para Isabel II. En 2002, poco antes de su 50 aniversario en el trono, fallecieron su hermana Margarita y su madre Isabel Bowes-Lyon. Aunque los años siguientes fueron relativamente tranquilos para la familia real, desde 2016 Reino Unido se enfrenta a una gran inestabilidad política provocada por el Brexit. Pero, aunque la salida de la Unión Europea haya resultado traumática para las instituciones británica, la monarquía ha seguido gozando de su popularidad.
Isabel II comenzó su séptima década como reina sola. La muerte de su marido el duque de Edimburgo supuso un duro golpe para la monarca que, sin embargo, no la ha alejado de su firme intención de terminar el reinado cuando fallezca, tal y como prometió en su juventud. En todos estos años, Isabel II se ha convertido en la soberana más longeva de la historia, ha visto pasar a 15 primeros ministros y ha conocido a las personalidades más relevantes del planeta. Su persona es historia viva del último siglo.