¿Cuándo vamos a empezar clase? Preguntan los estudiantes del Centro Educativo Rural de la vereda Villa Esther, ubicada en el municipio de San Pedro de Urabá. ¿Y al final, cuál lunes entramos? Se lee en los carteles que estudiantes de Carepa y Chigorodó ubican en las entradas de sus colegios. Madres y padres de familia comienzan a tomarse la plaza pública de estos municipios exigiendo el derecho a la educación de sus hijos e hijas. Y es que la próxima semana unos 7.000 estudiantes de estos y otros municipios del Urabá Antioqueño cumplirán un mes sin clases.
La llegada de las nuevas administraciones locales y la gestión de los nuevos contratos que éstas establecen con las instituciones concesionarias, se presenta como las "principales razones que explican" esta situación. Sin embargo, la pregunta es: ¿Por qué no hubo una responsable planeación y previsión por parte de funcionarios y entidades que permitiera el inicio normal de clases como ha ocurrido en distintas regiones y ciudades del país,203 en las cuales también se han dado cambios de administraciones? El discurso rimbombante que se pregona sobre el valor de la educación debe traducirse también en actos responsables y diligentes que permitan que la educación se viva como un derecho y no sólo como un ideal, máxime en una región que ha soportado la crudeza y rigor del conflicto armado y hoy apunta a convertirse en un territorio fundamental para la construcción de la paz.
Urabá quiere estudiar.