El 17 de junio de 1972, hace exactamente 50 años, cinco personas fueron detenidas por intentar robar en la sede del Partido Demócrata del complejo Watergate. Un evento sin aparente importancia que, sin embargo, ocultaba una realidad mucho mayor: el espionaje por parte del equipo de campaña del expresidente Richard Nixon a sus rivales políticos.
En esa fecha apenas faltaban unos meses para las elecciones de noviembre, en las que el presidente Nixon buscaba la reelección frente al demócrata George McGovern.
El peso de las investigaciones periodísticas
Es en este contexto en el que, en la madrugada del 17 de junio, cinco personas fueron detenidas por allanar las instalaciones del Partido Demócrata. Al caso apenas se le dio importancia, pero empezó a llamar la atención de dos jóvenes periodistas del diario 'The Washington Post' llamados Bob Woodward y Carl Bernstein.
Para estos dos periodistas era llamativo que entre los cinco detenidos estuviera James McCord, un antiguo miembro de la CIA y jefe de seguridad para la campaña de reelección de Nixon.
Las investigaciones se centraron en averiguar la relación de estas personas con los conocidos como ‘Hombres del presidente’, figuras cercanas a Nixon que tenían un gran poder. En este proceso fue fundamental la ayuda de algunos funcionarios, entre los que destaca el confidente conocido como ‘Garganta Profunda’, un miembro de la cúpula del FBI que años más tarde se descubriría como Mark Felt.
Las indagaciones arrojaron luz sobre una campaña de espionaje, orquestada desde la Casa Blanca, que tenía la finalidad de conocer todo sobre los rivales políticos del presidente Nixon.
Esta información sería útil para atacarlos y extorsionarlos y facilitaría la reelección. Un escándalo que llegó a las portadas del 'Washington Post' en septiembre de 1972, pero que apenas tuvo relevancia mediática. De hecho, Richard Nixon obtuvo una victoria aplastante en las presidenciales de noviembre y fue reelegido.
Las revelaciones en el juicio del caso Watergate
Pero el caso no moriría aquí ya que el juicio contra los cinco detenidos traería nueva información. En enero de 1973, los cinco acusados se declararon culpables de los cargos de robo y allanamiento, pero uno de ellos, James McCord, decidió enviarle una carta a la jueza encargada del caso asegurando que había recibido presiones y amenazas a su familia para que se declarara culpable.
Unas palabras que llamaron la atención de toda la prensa estadounidense y que levantaron las sospechas. Durante los meses siguientes, la presión al entorno de la Administración Nixon aumentó, hasta que el Congreso decidió abrir una investigación sobre lo sucedido.
Ante esta situación, Nixon comenzó a reaccionar y despidió a algunos de los cargos más cercanos a su presidencia. Estas personas estuvieron involucradas en los espionajes del complejo Watergate y fueron condenadas por ello. Pero al sentirse traicionadas por el presidente Nixon, decidieron revelar que el mandatario acostumbraba a grabar todas las conversaciones que mantenía en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
Una crisis institucional por las grabaciones de Nixon
La cuestión de las grabaciones se volvió un tema prioritario para conocer si la Casa Blanca estaba o no involucrada en el escándalo Watergate. La tensión se elevó cuando la Corte Suprema de Estados Unidos solicitó al presidente que entregara esas grabaciones y este se negó, causando un conflicto institucional sin precedentes para esa época.
Tras varias negativas, Nixon entregó de forma parcial las cintas y después de que se descubriera que aún faltaban grabaciones se vio obligado a entregar la totalidad del contenido.
Lo revelado en los audios fue un escándalo de proporciones históricas. Nixon no solamente había intentado espiar al Partido Demócrata, sino que, durante el inicio de las investigaciones del caso Watergate, trató de usar a la CIA para torpedear cualquier indagación que pudiera hacer sobre el tema el FBI.
El inevitable final de la presidencia de Richard Nixon
Esta cuestión hizo que perdiera el apoyo de su propio partido y que se iniciara un proceso de ‘impeachment’ que finalmente no se ejecutó, ya que Richard Nixon dimitió como presidente el 8 de agosto de 1974.
A pesar de todo, Nixon no enfrentó ningún cargo, ya que un mes después fue indultado por su sucesor, el vicepresidente Gerald Ford. Aunque en total, hasta 48 personas del entorno del presidente fueron condenadas a diferentes penas de prisión.
El escándalo Watergate es uno de los episodios políticos más recordados del siglo XX en Estados Unidos e hizo que Richard Nixon fuera -y siga siendo- el único presidente que ha dimitido en toda la historia de su país. Por su parte, Bob Woodward y Carl Bernstein recibieron el premio Pulitzer y demostraron la importancia que tiene el periodismo independiente como mecanismo de control en una democracia.