Ante la pandemia global del Covid-19 es alarmante ver cómo los instituciones de la salud y el propio gobierno no han tenido la suficiente claridad de informar sobre el uso del tapabocas. En las urbes es casi imposible conseguir una mascarilla dado el uso generalizado y mucho menos se puede comprar una en las pequeñas ciudades o municipios.
La población se ha volcado a farmacias o almacenes para conseguir el barbijo con el propósito de protegerse del coronavirus. Pero resulta que dichas máscaras quirúrgicas no están diseñadas para proteger contra esta enfermedad u otras similares. Son poco efectivas para no decir que son prácticamente nulas para contener o evitar que una persona pueda contagiarse del virus que hasta el momento de realizar esta nota van en 374.000 casos y más de 16.000 muertos.
Según la Organización Mundial de Salud, OMS, las únicas mascarillas quirúrgicas que sirven como forma de protección para evitar la transmisión de agentes infecciosos son las denominadas FFP2 y FFP3 (norma europea) o la equivalente a la No.95 (normativa americana NIOSH).
Las otras cubrebocas sólo sirven para evitar que quien la use no transfiera o disemine microorganismos o agentes infecciosos presentes en la boca hacia afuera. En pocas palabras, están diseñadas de dentro hacia afuera, de tal modo que la utilización de las mascarillas debe utilizarze en caso de tener una infección viral. De lo contrario, es innecesario su uso e ineficaz para protegerse de esta enfermedad contagiosa.
Por tal razón, causa cierta polémica ver a la gente en las calles utilizarlas una y otra vez. Tal vez sea por falta de información o mensajes poco claros e ilustrativos.
Estos dispositivos de protección, reiteramos, están diseñadas para utilizarlas, por ejemplo, en caso de gripe o que presente una sintomatología con una infección respiratoria.
Por eso es importante recordar las indicaciones de la OMS sobre el uso de mascarillas:
- "La eficacia de las mascarillas en la prevención del contagio por virus es limitada y que no todas las mascarillas son iguales, siendo más recomendables unas u otras según la situación. Además, si no se utiliza correctamente, la mascarilla no reduce el riesgo de transmisión".
- "Cuando no están recomendadas las mascarillas médicas, su utilización da lugar a gastos innecesarios, obliga a adquirir material y crea una falsa sensación de seguridad que puede hacer que se descuiden otras medidas profilácticas esenciales, como la higiene de las manos".
- "En el entorno comunitario no es necesario usar mascarillas porque no se ha demostrado que protejan a las personas que no están enfermas. Sin embargo, es posible que se utilicen en algunos países donde se ha instalado esta costumbre. Si se utiliza una mascarilla, se deben seguir las prácticas óptimas sobre el modo de llevarla, retirarla y desecharla".
- "A pesar de usar o no mascarilla, se debe reincidir en las recomendaciones profilácticas generales frente al COVID-19, a saber: evitar el contacto cercano con otras personas al toser o estornudar, cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo desechable, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, y lavarse las manos frecuentemente".
- "Se debe transmitir la idea de que, mientras las Autoridades Sanitarias nacionales no digan lo contrario y a la espera de la evolución del brote epidémico de COVID-19 en Europa y en España, el uso de mascarillas por la población general no está aconsejado, sino que, por el contrario, puede ser contraproducente al conducir a una alta demanda y agotamiento de existencias de mascarillas en las farmacias, que podría afectar muy negativamente a la salud de personas inmunodeprimidas, con problemas respiratorios graves o alergias estacionales que realmente las necesite".
