Así somos los Ibaguereños, calentanos orgullosos de nuestra tierra la ex-capital musical de Colombia, ya no tenemos guitarras pero nos gustan ahora los centros comerciales imponentes y ostentosos, y los queremos todavía más si están construidos sobre algún humedal porque nos hace más eco-estrellas. Somos tan avanzados que tenemos 140.000 carros fruto del chevi-plan y 428.000 motos para recorrer los 10 kilómetros de carretera que hay desde nuestra casa al centro. Además nos damos el lujo de contar con una avanzada “flota” de buses a veces rosas a veces naranja que sobresalen de los taxis chevette y los R4, por llevar pocos pasajeros y producir un ligero tufillo a humo negro, que aspirado en pequeñas proporciones puede causar cáncer de pulmón; por eso en esta ciudad de tiples y guitarras no aplicamos a ninguna buseta comparendo ambiental.
Como somos una ciudad de mostrar, nosotros los "ibaguesinos" queremos más centros comerciales para mirar sin comprar y más rutas de buses para ir mas lento y que los recorridos por la ciudad no se nos hagan tan cortos.
Para ello los "Ibaguerenses" en cabeza de su secretaria de tránsito y transporte y su grupo de movilidad buscan desestimular gradualmente (con mano firme y corazón grande) el uso de la bicicleta y todo aquel vehículo que ocupe menos de 3 metros de vía, a través de un la imposición de impuesto por “control de tránsito” por valor de 43 mil pesos. Esta contribución obligatoria también conocida como “impuesto a los pantalones bombachos” se aplica solo a las bicicletas que quieran rodar en masa utilizando las principales vías de la ciudad como la Auto-Quinta o la guabinal, ya que nos parece insólito que andar en bicicleta deba ser gratuito mientras a carros y motos se les cobra rodamiento, y que por consiguiente impuestos como el de “control de tránsito” no pueden ser aplicado ni a busetas ni carros porque ellos ya están enseñaditos a parar y parquear donde se les da la gana.
En cambio una bicicleta que alcanza hasta 27 km/h dentro de la ciudad puede causar fuertes abolladuras y raspones a los autos, sin mencionar el estrés post-traumatico que pueden generar en los agentes del orden al obligarlos a trabajar más de 20 minutos seguidos. Además como "ibagunos" “nos mama” tener que esperar en un semáforo mientras caravanas de gentes felices se apropian de espacios que nunca fueron suyos andando sin miedo y sin casco.
De esta manera, queda sentado que somos la ciudad estrella del centro del país. No importa si Neiva crece más que nosotros, o si Armenia atrae más turistas, ni siquiera si Pereira ya tiene un SITP. Nosotros tenemos agua todo el año, somos los terceros en desempleo, siempre quedamos de subcampeones y vamos a ir a los juegos nacionales a celebrarse en Chocó.