¿Será que en nuestro país hay que organizar una movilización de la talla de la que realizaron esta semana los empleados de la gigante tecnológica Google para efectuar mejores políticas internas en las empresas y lugares de trabajo con el fin de prevenir y castigar el acoso laboral?
Y es que salieron de todos los rincones del mundo. Entre 17 000 y 20 000 personas caminaron en Tokio, Londres, Berlín, Dublín, Nueva York y California entre otros, para exigir a la compañía implementar mejores controles para prevenir abusos de autoridad, procurar equidad de género, e impedir además decisiones que van en contra de los valores que profesa la empresa para sus empleados y empleadas.
Los demandantes hicieron cinco pedidos muy claros: evitar el arbitraje en casos de acoso y discriminación, cerrar la brecha salarial, hacer reportes públicos sobre el número de casos de acoso sexual, generar un proceso transparente para que se puedan reportar esos casos de manera anónima y segura, y que el jefe de diversidad pueda dar recomendaciones a los directores respondiendo directamente al CEO de la empresa.
Todo a raíz de un reporte publicado en el New York Times en donde se decía que Andy Rubin, uno de sus más altos ejecutivos y cofundador de Android, se le había pagado una millonaria indemnización cuando tuvo que salir de la empresa por, al parecer, creíbles acusaciones de acoso sexual.
En Colombia estamos hasta ahora descubriendo si hablar de estos temas y contar lo que sucede al interior de las empresas con respecto al abuso de autoridad y al acoso sexual se puede o no, y cuáles son las implicaciones reales para los afectados.
En agosto de este año el diario El Tiempo publicó un artículo que hablaba de las denuncias sobre acoso laboral recibidas por el Ministerio de Trabajo. Para ese momento se calculaban 1406 quejas dejando ver que a finales de este año estaríamos viendo un incremento de casi el 50 % de estos incidentes con respecto al 2017.
El mismo escrito hacía referencia a lo que la ley colombiana estipula con respecto a los castigos y sanciones cuando se presentan y se comprueban las denuncias.
La ley 1010 estipula sanciones que varían según el tipo de abuso. Entre ellas, por ejemplo, se contempla la terminación del contrato, multas entre dos y diez salarios mínimos, el 50 % del costo de tratamientos por enfermedades profesionales y/o secuelas psicológicas, y la no renovación del contrato, entre otras.
Sin embargo, no hay, por el momento, un informe más detallado sobre cómo eso que dice la ley realmente se implementa en la práctica.
El acoso laboral, de cualquier tipo, está directamente relacionado a las brechas salariales, a la imposibilidad de las mujeres de llegar a puestos más altos o incluso a mantener sus empleos y progresar en su profesión. Según investigadores de la Universidad de Oklahoma, Minnesota y Maine las mujeres que sufren de acoso en sus trabajos tienen seis veces más probabilidades de dejar sus empleos.
Son ellas, particularmente quienes abandonan sus posiciones y acaban por ocuparse en lugares no tan bien remunerados, en industrias menos competitivas y por lo general con un estatus profesional mucho menor.
Esta es una de las condiciones
que se deben atender si se quiere mejorar
la inserción de las mujeres en el mercado laboral
El problema no es de acceso o de educación. Es de permanencia y de oportunidades una vez están insertas en el mercado laboral.
Solo para mencionar algunas de las desventajas, según un informe de la Universidad Jorge Tadeo Lozano que parte de los resultados de la Encuesta Integrada de Hogares del Dane de 2017 las mujeres ganan un 7 % menos que sus pares masculinos en empleos formales y en los informales reciben 35 % menos sueldo que los hombres.
Así mismo, según KPMG -una red global de firmas de servicios profesionales que ofrece auditoria y asesoramiento legal entre otros-, solo 7 % de las mujeres que trabaja en Colombia llegan a altos cargos o posiciones de liderazgo.
Y aunque también existen otras razones por las cuales se dan estas desventajas, como el sesgo en los procesos de selección, los estereotipos que se mantienen sobre la obligación de las mujeres en su casa, el cuidado de los hijos, la maternidad, y la percepción sobre las aptitudes femeninas en ciertas carreras entre otras, el acoso laboral es sin duda una de las condiciones que se deben atender si se quiere mejorar la inserción del as mujeres en el mercado laboral.
Los googlers lo han entendido y su unión para exigir el cambio está demostrando que más allá de la retórica y la teoría, es necesaria la acción para lograr la implementación de medidas que permitan una verdadera diversidad para ceder el paso al progreso sostenible en las economías de países como el nuestro.
Lo dicho: Del dicho, al hecho…
@Silviadan