30 de mayo de 1989: el primer carro bomba contra Maza y la extraña cadena de implicaciones

30 de mayo de 1989: el primer carro bomba contra Maza y la extraña cadena de implicaciones

Entrevista con el ex director del DAS

Por: Roberto Romero Ospina
mayo 30, 2017
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30 de mayo de 1989: el primer carro bomba contra Maza y la extraña cadena de implicaciones
Foto: Revista Semana

Han pasado veintiocho años del atentado que abrió el camino del peor año de la guerra sucia del narcotráfico contra el país y a quien iba dirigido no ha podido borrar la imagen que lo persigue siempre: la cabeza de aquella niña de doce años, que decapitada y aun con los ojos abiertos se incrustó en el vidrio frontal del blindado del general Miguel Maza Márquez ese 30 de mayo de 1989 a las 7:12 de la mañana.
Como se recordará, en aquel año, dos meses y dieciocho días después del atentado contra Maza fue asesinado por el cartel de Medellín el candidato presidencial, Luis Carlos Galán, el edificio del DAS de Paloquemao recibió el impacto de un bus bomba con más de mil kilos de dinamita y un avión de Avianca estalló en pleno vuelo matando a 107 personas, como parte de un centenar de ataques de los llamados extraditables.

“Mire, le voy a hacer un breve repaso de cinco situaciones que demostrarían que yo era el enemigo número uno de Pablo Escobar. El primer atentado que le hicieron a mi familia fue contra un hermano médico, en Santa Marta, cuya casa fue atacada a tiros. El segundo fue a través de un libro que me enviaron al DAS. Los encargados de explosivos detectaron que era una bomba, pero no tomaron las medidas y perecieron. Si me estalla a mí vuela todo el noveno piso del DAS, conmigo también”, repasa en su sitio de reclusión, el Centro de Estudios Superiores de la Policía Nacional Cespo, en las colinas de Suba, bajo un día soleado que lo hace ponerse ropa deportiva pues siempre permanece de vestido entero y corbata.

Y añade: “El tercero fue el ataque con el carro bomba en la calle 56 con carrera séptima en Bogotá que dejó ocho muertos y del cual me salvé de milagro ese 30 de mayo. El cuarto contra edificio del DAS, que todo el mundo conoce, con más de 60 muertos. El quinto hubiera sido el peor del mundo porque a las siete pasadas de la mañana colocaron un camión lleno de papel higiénico, casi enfrente de mi casa. Un escolta observó la situación y alcanzó a ver una mecha que prendía; a esa misma hora entraban centenares de niños al Liceo Francés. El vehículo estaba cargado de explosivos. Se pudo abortar el atentado. Bueno, el hijo de Pablo Escobar en su libro escribe que es imposible que el general Maza fuera amigo de su padre pues este lo odiaba tanto hasta el punto que estuvo buscando a la enfermera que lo atendía, cuando estuvo enfermo, para envenenarlo”.

Maza recuerda que cuando se dirigía a su despacho ese 30 de mayo, iba por el carril del centro de la carrera séptima con calle 56 y alcanzó a ver un carro Mazda estacionado en esa esquina. El estruendo fue inmenso pero como su vehículo era blindado, resistió el ataque, no así siete personas que resultaron muertas, entre ellas la niña Ivon Paola Calderón Rodríguez que esperaba el bus del colegio junto con su madre.
Las otras víctimas fueron José Matilde Apache Luque y Julio Barrera Arango, policías, Francisco Ordoñez Llanes, comerciante, Elsa Prados Cuervo, profesora, Omaira Reyes Castro y Francia Sarmiento, empleadas y el estudiante Luis Fernando Reyes. La explosión del coche bomba con más de cien kilos de dinamita, dejó más de cincuenta heridos.

El jefe de la inteligencia no pereció porque como decía su primo Gabriel García Márquez “era de plomo que resistía todo”. Dos días antes del atentado, su carro blindado se había varado, y ante el secuestro del hijo del secretario general de la presidencia, el 28 de mayo, Barco lo invitó a Palacio para tratar el tema pero no acudió a la cita pues “no había otro vehículo con blindaje y no me iba a exponer”. El 30 si le enviaron un Mercury que estaba archivado con blindaje cinco, que aunque se zarandeó como un barquito, le salvó la vida.

El director del DAS, pensó en forma automática después del estallido que venían a rematarlo; como no pasó salió del carro y tomó a un escolta de la caravana que lo seguía, se lo echó al hombro y en un taxi lo llevó al Hospital Militar a diez cuadras del sitio.

“Mi esposa, Isolda, llegó pocos minutos después y tras un examen médico con toda su valentía lo primero que me dijo fue, 'Miguel, se te hacer tarde para ir a la oficina' conociendo mi rigor por el trabajo.”

Maza Márquez dos horas después del atentado ya estaba al frente de una rueda de prensa en el DAS donde leyó una carta que terminó esa misma mañana dirigida al Procurador Alfonso Gómez Méndez en la que le pedía poner en marcha una investigación contra los paramilitares del Magdalena Medio, desde La Dorada hasta Puerto Boyacá donde salían las órdenes de todo estos crímenes encabezados por Rodríguez Gacha “El Mejicano” y su socio Pablo Escobar.

“Es imposible explicarse cómo la Corte Suprema me condena a treinta años de cárcel por concierto para delinquir precisamente con los paramilitares del Magdalena Medio y por el crimen de Galán, yo que siempre los denuncié, como denuncié a Klein por entrenar a ese ejército de sicarios de Puerto Boyacá y que con base en las investigaciones del DAS, un Tribunal de Manizales lo condenó y ordenó su extradición”, subraya.

Entonces revela algunos pormenores del crimen de ese 30 de mayo. La acción terrorista contra su vida era un asunto anunciado. Cinco días antes del atentado, la Policía había capturado a un ex capitán de inteligencia del Ejército llamado Luis Javier Wanumen Camargo, quien andaba con otro militar con siete documentos confidenciales que demostraban cómo la mafia tenía infiltrado al Estado. Los papeles incluso relataban pasajes de consejos de seguridad de Palacio y hasta un pleno de la Unión Patriótica.

“El domingo, víspera del ataque, me llamó el general Octavio Vargas, que era el jefe operativo de la Policía, invitándome a la casa del general Casadiego a su cumpleaños y para que viera una carta del capitán de inteligencia del Ejército, Wanumen, que le dirigía a Pablo Escobar, dándole cuenta de sus actividades y sus planes para matarme pues decía que ya tenían el cady para la acción convenida”.

Maza recuerda que envió una comisión de inteligencia de su despacho para hablar con Wanumen, quien se conoció en los medios como “el señor de las flores”, pero se negó a conversar. Un día después de aquella revelación en la reunión de cumpleaños ocurriría el atentado.
“Por ese entonces, las dos personas más amenazadas éramos Galán y yo; como cosa curiosa primero contra mí y dos meses y medio después viene el atentado contra el candidato liberal. Me llama la atención que en el crimen de Galán estuvo implicado un teniente, también de la inteligencia militar, Carlos Humberto Flores, Franco quien fue juzgado pero nunca se presentó ni se supo quién era y la Sala Penal de Corte Suprema lo absolvió en agosto de 2014 por unanimidad y de la que hacia parte el magistrado Fernando Castro, el mismo que hizo la ponencia absurda, sin prueba alguna, contra mí por el asesinato de Galán y concierto para delinquir con los paramilitares del Magdalena Medio”.

Wanumen era un agente de Rodríguez Gacha, —amo y señor del Magdalena Medio— como lo señalan unas grabaciones interceptadas al capo mafioso donde increpaba a sus hombres por qué no habían logrado la liberación de su ficha y mostraba su molestia por la incautación de los documentos comprometedores, entre ellos el plan para asesinar a Maza. Esto comprueba de nuevo que era imposible una complicidad del director del DAS, como afirmó la Corte Suprema en la condena al general, con quienes hacían todo lo posible por asesinarlo asentados en esa región infestada de paramilitares.

El teniente Flores fue llevado a los tribunales por denuncias de los familiares de los sicarios que mataron a Galán en Soacha, Jaime Rueda Rocha, y su medio hermano, el llamado “hombre de la pancarta”, José Éver Rueda Silva; el primero muerto por el Goes de la Policía en Honda en abril de 1992 en Honda, y el segundo en La Modelo dos meses después. El oficial le suministró B-2 del Ejército y apoyo logístico como revelaron los medios. El DAS no suministra dichos documentos. Flores es prófugo de la justicia y está implicado en el crimen del líder de la UP, Teófilo Forero y actuaba como sicario de “El Mejicano”.

Ernesto Báez acusó al antiguo socio de “El Mejicano” Víctor Carranza, de haber asesinado a Rueda Rocha, el sicario de Galán, como no deja de llamar también la atención, según lo señalan Iván Cepeda y el padre Javier Giraldo en su libro sobre Carranza que el magistrado Fernando Castro hacía parte de la nómina del zar de las esmeraldas.

“El DAS bajo mi mando se le atravesó a Ernesto Baéz cuando trató de organizar su movimiento MORENA en el Magdalena Medio que era financiado por los narcos así como denuncié las conexiones del Batallón Bárbula de esa región con los paramilitares; entonces Baéz me acusó de ser su cómplice para orquestar un complot contra mí, pero en el juicio en la Corte no fue capaz de sostener eso”, lo que demuestra aún más lo contraevidente del fallo”, señala.

El excapitán Wanumen, agente de Escobar, fue condenado a 50 meses de cárcel, pero salió libre en 1991, 24 meses después del atentado del 30 de mayo, por “conducta irreprochable”

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