Álvaro Leyva fue el primer nombramiento del gabinete de Gustavo Petro. De origen conservador, pero con un gran arraigo en el santismo llegó a liderar el cambio en materia de política exterior anunciado por el presidente, con el cual adquirieron el compromiso de darle preponderancia a la carrera diplomática, el restablecimiento de relaciones con Venezuela y a impulsar una “diplomacia verde y para la paz”.
Leyva ha jugado un papel protagónico en el arranque del gobierno, pero no por cosas positivas o que generen beneficios para el país. Por el contrario, su actuar traza las primeras líneas de una política exterior que podría resultar perjudicial para Colombia.
Luego de su designación, Leyva anunció que los cargos en el exterior serían provistos preferencialmente con funcionarios pertenecientes a la carrera diplomática. Lo anterior como respuesta a las continuas críticas que varios líderes del petrismo, como David Racero, hicieron durante cuatro años al expresidente Iván Duque por la designación de aliados políticos en estos tipos de cargos. Sin embargo, a los pocos días de dicho anuncio fueron designados amigos y políticos cercanos en varias embajadas, los cuales no cuentan con ningún tipo de experiencia o formación diplomática. Armando Benedetti, mano derecha de Petro, fue nombrado en Venezuela. Camilo Romero en Argentina. El excongresista León Fredy Muñoz en Nicaragua y el director de cine Sergio Cabrera en China.
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Amigos y políticos cercanos en varias embajadas. Armando Benedetti, mano derecha de Petro en Venezuela. Camilo Romero en Argentina, León Fredy Muñoz en Nicaragua y el director de cine Sergio Cabrera en China
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Otro de los momentos del nuevo canciller fue en un evento de la Comisión de la Verdad. Leyva salió en defensa de la memoria de alias Jesús Santrich diciendo que este guerrillero había sido “entrampado y asesinado”. El canciller aprovechó su cargo y excedió sus funciones constitucionales para actuar como defensor de una persona cuya extradición fue avalada por la Corte Suprema de Justicia, con un amplio prontuario criminal y que con sus acciones le hizo mucho daño a Colombia. Muy mal que el Canciller haya usado su puesto para mostrar su afinidad política cuando su obligación es velar por la política exterior del país.
Para rematar, el 12 de agosto Colombia se ausentó de una asamblea extraordinaria de la Organización de Estados Americanos - OEA en la que se discutió y votó una resolución que condenaba las graves violaciones de Derechos Humanos - DDHH en Nicaragua. En medio del revuelo que causó esta decisión, el gobierno de Petro, junto con algunos de sus defensores como el profesor del Externado Ramiro Bejarano, dijeron que se había tratado de una trampa del gobierno anterior que había ocultado la realización de dicha sesión para que el nuevo gobierno no asistiera. Sin embargo, el periodista Juan Camilo Merlano de Noticias Caracol reveló que dicha ausencia se debió a un accionar completamente concertado con el canciller Álvaro Leyva quien en su momento fue debidamente consultado. Ante esta revelación periodística el gobierno Petro y el propio canciller simplemente guardaron silencio.
Es preocupante que el Gobierno Nacional anteponga sus necesidades diplomáticas —necesarias para el cumplimiento de sus funciones—sobre la defensa de los DDHH que tanto proclamó siendo oposición durante los últimos años. En Nicaragua se está ejecutando un plan sistemático en contra de la oposición, todos los días los presos políticos crecen en número, la Iglesia católica está siendo fuertemente perseguida y las organizaciones de la sociedad civil clausuradas, mientras Colombia decide respaldar este actuar.
Álvaro Leyva lleva solo 20 días en el cargo y ya ha dado preocupantes muestras de lo que será la política exterior en el país. Por ahora, nada pinta bien, la politiquería en las embajadas sigue siendo la regla general, el canciller está dedicado a ser el defensor de oficio de algunos delincuentes y Colombia se convirtió en el único país de la OEA en respaldar la dictadura de Daniel Ortega.