No pocas personas habían ya advertido de la irregular y antiética circunstancia en que incurrieron las comisiones de empalme nombradas por el nuevo presidente Iván Duque al estar atiborradas con la presencia de representantes de los gremios empresariales.
Se argumentó con mucha razón, que dado que en esos empalmes se informaba de las políticas de Estado relacionadas con medidas específicas para los diferentes sectores económicos se convertía en información privilegiada que podía ser utilizada a favor de dicha representación gremial o de un grupo particular de empresarios, constituyéndose en una ventaja para ellos, acción absolutamente antiética, que ninguno en el empalme ni cuestionó ni se sintió cuestionado.
El decir popular señala, que así como es el desayuno, se anuncia cómo será el almuerzo.
Y evidentemente, el gabinete ministerial anunciado a cuenta gotas por el presidente Duque, muestra la preeminencia representativa de los gremios empresariales en las diferentes carteras.
Así se ha configurado, que el primer requisito y el más significativo para ser nombrado como titular de ese gabinete, parece ser, representante de los gremios económicos.
Por ejemplo, Guillermo Botero ministro de Defensa es el presidente de Fenalco, el gremio de los comerciantes. Andrés Valencia ministro de Agricultura, es presidente de Fenavi, gremio de avicultores. Nancy Patricia Gutiérrez, ministra del Interior, es presidenta de la Asociación de Empresarios de Telecomunicaciones-Asomóvil-, Jonathan Malagón, ministro de Vivienda, es vicepresidente técnico de Asobancaria, el gremio de los poderosos banqueros del país. Ricardo Lozano, ministro de Ambiente, que preside el Centro Nacional del Agua de la Andi, el gremio de las multinacionales. María Victoria Angulo, ministra de Educación, viene de la Secretaría de Educación del gobierno de Enrique Peñalosa y ha sido directora de la fundación Empresarios por la Educación-EXE-, todos ellos acompañados por el jefe del neoliberalismo en el Ministerio de Hacienda quien ya ha hecho grandes desarrollos en esos menesteres desde la primera administración de Álvaro Uribe Vélez.
Se configura este gobierno corporativo de Iván Duque,
a imagen y semejanza de su progenitor, patrocinador y jefe,
como dice Alicia Arango, Álvaro Uribe Vélez.
Así se configura este gobierno corporativo de Iván Duque, a imagen y semejanza de su progenitor, patrocinador y jefe, como dice Alicia Arango, Álvaro Uribe Vélez.
Además de ese caracterizado rasgo proempresarial del gabinete, en su inmensa mayoría tienen la cualidad de ser profundamente uribistas.
Y si así es el almuerzo, la cena será un suculento y almibarado menú de medidas, gabelas y privilegios ya expresados, tanto en el programa de gobierno que le proyectó Alberto Carrasquilla, como en la agenda empresarial 2018-2022 que los gremios le presentaron al nuevo presidente Iván Duque, que en sus rasgos más sobresalientes proponen regresivas reformas tributarias, pensional y laboral; reestructuración del estado y reducción del gasto y para cuadrar caja enajenación del patrimonio de los colombianos como de Ecopetrol.
Esta puerta giratoria le anuncia al país el ahondamiento de sus desastres económicos, sociales y laborales, una mayor corrupción pues esa puerta propende por mayores negocios socio.
El país entero, enterado de todo ello sabrá reaccionar, sin animar falsas ilusiones mediante esperas, como ya lo expresaron más de 8 millones de ciudadanos libres en respaldo a Gustavo Petro y por tal se movilizarán masivamente el 7 de agosto por la paz y la vida y el 26 de agosto acompañarán la consulta anticorrupción y se irán preparando para llegar a los gobiernos territoriales en 2019.
Ahí vamos...