Un domingo de infarto. todos y todas lo sufrimos, pero sin lugar a dudas los que no querían ver más boletines eran los partidos tradicionales. La alianza entre los dos partidos que dirigieron el destino de Colombia en el siglo XX, así como el partido de gobierno y las iglesias cristianas, no pudieron salir del último lugar, esto con el 13.56% de los votos a la alcaldía de Bogotá al cerrar la jornada.
Los superó un candidato amparado por el que hace unos meses conquistó ocho millones de votos, con 1.8 millones en Bogotá, aunque en esta ocasión se quedó en medio millón de votos, y con el 13.99% de los votos a la alcaldía.
El segundo lugar fue para un candidato que, aunque no cargaba la bandera de Cambio Radical, parecía que debajo de la chaqueta roja que nunca se quitaba, tenía muy bien puesta la camiseta de del partido de Vargas Lleras. Un millón de votos, un capital político envidiable, un 32.48% de los votos de la capital del país.
La ganadora con un 35.21% de los votos al segundo cargo de elección popular más importante del país, la mujer que dejó por el camino a las grandes maquinarias políticas de Bogotá: la primera alcaldesa, la que denunció el paramilitarismo y tiene una pelea de muerte cazada con la corrupción. Y por un pelo que no gana, un pelo de 80.000 votos, quizás los que le puso Ángela María Robledo y todas las mujeres que quieren una Bogotá cuidadora, incluyente y sostenible.
Es importante resaltar que según pre conteo publicado con la Registraduría y ha habiendo hecho mención de los porcentajes de cada candidato a la alcaldía distrital, tan solo catorce de cada cien votantes en Bogotá le creyeron a los partidos tradicionales, mientras que un 81% de los electores en la capital, se decidieron por votar o a un grupo significativo de ciudadanos con Galán, o a partidos de corte alternativo como bien lo pueden ser el Partido Alianza Verde, el Polo Democrático o la Colombia Humana-Unión Patriótica.
¿Se podría afirmar que puede este ser el preludio del fin de los partidos políticos tradicionales en lo que refiere a los cargos de elección popular más importantes del país? ¿Y qué el cajonaso a las organizaciones políticas tradicionales lo están dando los grupos por firmas y los partidos alternativos, o mejor aún los movimientos sociales y ciudadanos? En Bogotá pareciera que sí, pero ese es tema para otro artículo, o varios más.
Ahora, podríamos pensar que la gran ganadora fue Claudia, quien con un beso sacudió a los más retrógrados y recalcitrantes cachacos. Pero no. Hay una victoria aún más representativa, la de los movimientos sociales y movimientos ciudadanos, como recién fue sugerido.
En Bogotá no solo se castigó a los partidos tradicionales en la Alcaldía de Bogotá, sino que también se sintió el látigo del castigo electoral en las localidades más grandes de Bogotá. En Bosa, Ciudad Bolívar, Engativá, Kennedy ganó de forma rotunda el voto alternativo: la Alianza Verde y Colombia Humana-Unión Patriótica barrieron los edilatos.
¿Y quiénes quedaron en esas curules alternativas? Nada más y nada menos que los líderes y lideresas barriales que salieron con juicio a hablar con sus vecinos y a mostrar que había alguien dispuesto a representar toda la indignación que dejó la alcaldía de Peñalosa y que siembra con cada respiro el gobierno nacional.
Por supuesto que la llegada de estos nuevos liderazgos no solo supone el hartazgo por los partidos tradicionales, sino que también hace explicita una oportunidad para la ciudad, el fortalecimiento de las organizaciones sociales en estas localidades.
¿Pero cómo? Ediles y edilesas tienen una labor fundamental, tejer un puente con la alcaldesa mayor para elegir alcaldes locales que aseguren llevar las políticas públicas a las localidades, haciendo evidente que, con una ejecución transparente y participativa de los recursos públicos, es posible generar grandes cambios en la ciudad. Construir organización social haciendo respetar hasta el último peso de nuestros recursos públicos.
Y para que no se quede en el aire la afirmación de estos líderes y lideresas sociales, vale la pena mencionar algunos. Juan Carlos Realpe de la Colombia Humana, edil electo y más votado en Kennedy, sin tamal y sin lechona, solo con años de trabajo comunitario logró ese arrume de votos.
Astrid Daza y Diana Castro, de la Alianza Verde y Colombia Humana, respectivamente: dos nuevas edilesas, que, con la autoridad del trabajo incansable en los barrios de Kennedy, defienden el territorio, la organización social y la participación de las mujeres. Gendry Loaiza, edil más votado de Bosa, de Colombia Humana y líder indígena de Cabildo Pijao en su localidad.
Estas son algunas menciones de unos pocos de todos aquellos líderes y lideresas que fueron elegidos, y que, sin lugar a duda, tocando puerta a puerta, cimentarán las bases de una Bogotá que le diga no a la intolerancia, a la desigualdad y a la corrupción.
Y para que resulte aún más ilustrativo, a continuación, la diferencia del porcentaje de votos obtenidos por los partidos políticos más representativos.
**Se suman los porcentajes obtenidos por el Partido Unión Patriótica y el G.S.C Progresistas
***Coalición entre el Partido Conservador y MIRA