Los primeros en ver cómo se inhala cacao en vez de cocaína fueron Ron Wood y Charlie Watts, los míticos músicos de Rolling Stones. La idea fue del chef belga Dominique Persoone, quien organizó la fiesta de los músicos en el 2007.
Él fue quien se inventó el Chocolate Shooter, una maquinita que expulsaba cacao dentro de la nariz. Al comienzo la máquina disparaba dentro de la nariz cacao puro, pero era muy suave el efecto. Lo mezcló con ají, pero era casi insoportable de aspirar. La solución final: menta y jengibre para acompañar el cacao.
La idea se popularizó cuando los organizadores de fiestas en Europa vieron que podían ofrecer un producto que hacía algo similar a la coca sin los líos legales.
El creador del disparador de chocolate
En Berlín nació Lucid, una fiesta donde no servían trago y comenzaron a entregar raciones de cacao para esnifar. Se regó como pólvora. Londres y Viena se convirtieron en la meca de los dispensarios de cacao inhalable. Pero siempre fue una moda undergroud.
Hasta que la conocieron en Estados Unidos.
En las discotecas de la Florida esnifar es cada vez más fácil. La nueva moda soluciona el problema de poder terminar la noche encarcelado. Se llama Coco Loko, se esnifa como cocaína y genera efectos similares. Y es legal.
Por 25 dólares compran un frasquito que abre en rosca. Dentro viene el polvo café. Huele a cacao, y sabe a cacao. Los gringos se quejan que no huele a chocolate, porque no es chocolate. Y de ahí a consumirlo como quieran: rayas, disparadores, llaves. Se puede hacer donde quiera.
La empresa que se lo inventó se llama Legal Lean Co. y tiene su sede en Florida. Pero en realidad es una formalidad de Nick Anderson, el fundador, representante legal y presidente de Legal Lean. Es la única cara reconocida de la empresa.
A la izquierda el fundador de Legal Lean
Por ahora nadie le ha dicho a la empresa que lo que vende es ilegal, pero la organización de seguridad alimentaria FDA, ya le advirtió que tiene que revisar su producto antes de que comience a generar problemas. El problema central es que, como el mismo Anderson reconoció, Coco Loko no tiene estudios científicos para ver si es perjudicial para la salud.
Su argumento es que vio que en Europa, después de tres años de esnifar cacao, no había muertos o enfermos graves. Él simplemente copió lo que inhalaban allá.
En la parte de atrás de la nariz, donde se conecta con el paladar, queda un sabor a chocolate. Más precisamente a leche achocolatada. Pero eso es lo único seguro. Los otros efectos todavía están por probarse. Esa es la conclusión de DrugsLab, los youtubers científicos que prueban todas las drogas y las analizan.
Los holandeses – Bastiaan, Rens y Nellie - miden sus condiciones físicas antes de inhalar cacao. Luego con un disparador se mete el primer pase. Después inhala dos pases con un pitillo. Y según ellos, no pasa nada. Su teoría es que la mayoría de lo que dicen los jóvenes son efectos placebo.
Importa poco a los norteamericanos que compran Coco Loko. En una droga lo que importa es lo que se siente más allá de lo que en realidad haga. Y ellos sienten que reemplaza a la coca, por un precio mucho más bajo y sin los riesgos de la ilegalidad. La moda sigue creciendo, y los jóvenes que cada día consideran importante una vida saludable se vuelcan en el cacao para drogarse. Según ellos es completamente saludable.
