Recordando unos meses atrás, cuando los profesores y otros gremios salieron a las calles para reivindicar sus derechos laborales, dada la pauperización salarial y en consecuencia la precaria calidad de vida por décadas de neoliberalismo. Se podrían identificar a “padres de familia”, discursos de “derecha” y sobre todo a gente ignorante como básica, con frases tan llamativas como estas: “los profesores no sirven para nada”, “se la pasan en paro y no trabajan”, “ser profesor es fácil, solo ponen tareas”, “ganan mucho más que nosotros” y la mejor de todas, “cualquiera puede ser profesor”.
Ahora en plena pandemia, donde las clases presenciales han sido clausuradas por lo menos hasta el 31 de mayo se pueden escuchar estas: “los profesores solo dejan tareas”, “los profesores no hacen clase”, “los profesores no se dan cuenta que yo todavía trabajo”. Sin embargo, en ninguno de los contextos descritos anteriormente estos personajes son capaces de mirar más allá, es decir, no alcanzan a dimensionar que el problema no es solo el profesor, qué el problema es el sistema, pero sobre todo de una sociedad, que no es capaz de asumir sus decisiones con responsabilidad.
A estos padres de familia les respondo:
- Los profesores no son niñeros ni mucho menos padres putativos de sus hijos.
- Los profesores al igual que los médicos y los comunicadores sociales desde el punto de vista de la teoría del capital humano, son los gremios con menor retorno a la educación, es decir, su sacrifico de consumo presente al pagar sus estudios no se ve reflejado en promedio en sus salarios.
- Los profesores son mediadores del conocimiento no rehabilitadores de gamines.
- Los profesores construyen y deconstruyen conocimiento, pero los valores se enseñan en casa.
- Las condiciones estructurales de muchos colegios en Colombia son precarias. En promedio, lo “rural”, los profesores están bajo amenaza y las instalaciones o no tienen agua o no tienen luz.
- En lo “urbano”, muchos colegios oficiales parecen más bien cárceles que ambientes pedagógicos.
- En lo “urbano”, hay muchos colegios oficiales donde los profesores son amenazados por padres de familia o atracados por sus estudiantes.
- En promedio, en los colegios oficiales hay entre 40 a 50 estudiantes por salón cuando pedagógica y didácticamente no deberían de superar los 20.
- Poner tareas en determinadas áreas contribuye en afianzamiento de los procesos académicos.
- Cualquiera no puede ser profesor, porque si así fuera, usted que sabe tanto de pedagogía y didáctica podría enseñarle a su hijo en tiempos de cuarentena.
- Hay colegios privados que le pagan a sus profesores con escalafón docente, promulgado por el Ministerio de Educación Nacional, sin las prebendas que tienen los oficiales.
- A los profesores en promedio no les pagan las horas de preparación de clase.
- Los profesores, son el gremio entre otros, con mayores problemas psicosociales.
- Hay universidades que pagan por semestre, es decir, que esta población, posee cuatro meses sin pago al año.
- Hay universidades que solo pagan a 10 meses, es decir, dos meses sin recibir sueldo.
- Muy pocas universidades y colegios los contratan con tiempo indefinido o por lo menos a 12 meses.
- Los profesores catedráticos de las universidades solo les pagan el módulo y chao. No les pagan por preparar clase ni mucho menos por evaluar. Todo está en el mismo paquete.
- La investigación, pilar de toda institución que se denomine Universidad, en muchos garajes solo se efectúa cuando viene la revisión por parte del Ministerio de Educación Nacional.
- Hay “universidades” que mantienen los salarios congelados desde hace una década. La versión oficial, es que se han reducido las matrículas, aunque a los altos funcionarios les aumentan los salarios ampliamente y pueden ganar entre 20 ,30 hasta 50 veces más que un profesor que es el que pone la cara.
- Estudiar es una obligación para un profesor. Pero sus salarios no compensan en promedio la inversión.
- La pandemia ratificó que la educación virtual es un mito en Colombia. Que el grueso de la población no tiene ni ordenador ni mucho menos conectividad.
- La pandemia reflejó que la gran mayoría de los profesores no están capacitados para generar este espacio.
- La pandemia muestra, que enseñar no es solo poner tareas y hablar en aplicaciones virtuales, sino que se necesita la interacción con el otro.
- La pandemia refleja que muchos Papás ven a los profesores como niñeros y están desbordados por lo que hacen los profesores todos los días, no solo con su hijo, que usted considera “genio” sino con otros 20, 30, 40 y 50 “genios” más.
- La pandemia refleja que la calidad educativa no solo es problema del profesor sino de la sociedad en su conjunto. Que los profesores pueden hacer muchas cosas, pero si no hay apoyo institucional y de la familia quedan vacíos.
- La pandemia demuestra la necesidad de la autonomía. Es imperativo superar al policía, al jefe, al Papá para hacer lo que hay que hacer.
En efecto, no se niega que el caos que hubo al principio de la pandemia, muchos profesores llenaron a los estudiantes de trabajo. No se niega que hay muchos docentes y pocos profesores. No se niega que ser un profesor es una vocación, pero al ser vocación no quiere decir que hay que vivir miserablemente. No se niega que muchas veces no hay Papás y el profesor puede ser una figura paterna pero jamás un padre de familia. No se niega que falta capacitación en términos virtuales. No se niega que si un profesional escogió ser profesor no quiere decir que acepte la pauperización de las condiciones de vida.
En particular, los que amamos lo que hacemos, trabajamos con gusto y tratamos de mejorar las competencias de nuestros educandos, pero eso no quiere decir que seamos niñeros ni mucho menos apaga fuegos cuando muchas instituciones lo único que hacen es recibir dinero en detrimento de los sacrificables, es decir los profesores. Los profesores estamos para servir, para ampliar el acervo científico del país, para generar soluciones, para capacitarnos en todo momento, pero jamás, para apaciguar años de neoliberalismo y muchos menos para terminar de criar hijos ajenos.