Esta fecha fue declarada en el primer encuentro de mujeres afrodescendientes de Latinoamérica y del Caribe, realizado en la ciudad de Santo Domingo (República Dominicana) el 25 de julio de 1992. Por primera vez se reunieron mujeres negras de 32 países y definieron estrategias políticas desde una perspectiva de género.
Cabe anotar que son múltiples los esfuerzos que las organizaciones de mujeres negras afrodescendientes han asumido en las distintas regiones de América Latina y el Caribe para eliminar las diferentes formas de exclusión y violencias de género contra ellas, exigiendo a sus Estados la implementación de mecanismos e instrumentos jurídicos nacionales e internacionales, de manera diferencial en la formulación de políticas públicas y acciones afirmativas ante la realidad social, económica, política y cultural que se vive.
Sin embargo, a pesar de que se reconocen cambios y procesos participativos de apropiación de las mujeres afrodescendientes en los diferentes ámbitos de la gestión pública nacional e internacional, aún el reconocimiento legítimo de los derechos de las mujeres negras afrodescendientes sigue siendo una utopía de transformación a largo plazo
Hoy los desafíos que enfrentamos las mujeres negras afrodescendientes en el contexto nacional e internacional están precisamente determinados por una real y efectiva autonomía en todas sus dimensiones —física, económica psicológica y política—, que nos permita trascender no solo en la participación sino en la toma de decisiones frente a el goce efectivo de nuestros derechos como ciudadanas del mundo, reafirmando nuestras identidades como protagonista de los que somos y queremos ser.
Por eso, la visibilización y movilización desde las distintas expresiones organizativas y colectivas de nosotras como mujeres negras afrodescendientes debe conducirnos de manera imperativa al ejercicio político como fuerza común que emerge de manera aglutinante en las distintas regiones del país para convertirse en una plataforma de acción política transformadora de derechos humanos, donde se consoliden y articulen procesos organizativos de empoderamiento individuales y colectivos para el ejercicio del poder con una visión feminista diferencial del desarrollo.
Una visión de región entrelazada a una visión nacional de desarrollo en red, sustentada en las capacidades, fortalezas individuales y colectivas de las mujeres negras afrodescendientes, son las estrategias y herramientas necesarias para innovar, construir y facilitar escenarios de diálogos democráticos, participativos, sostenibles que potencialicen y fortalezcan el movimiento nacional de mujeres negras afrodescendiente pluralistas y diversas.
Mujeres afrodescendientes, el tiempo camina de prisa, “es ahora o nunca”, “por la defensa y la inclusión efectiva de nuestros derechos como ciudadanas en los distintos países de América Latina y el Caribe”, “fuerza común, mujeres en acción".
Un saludo sororo para todas las mujeres afrocolombianas, especialmente para aquellas mujeres “invisibles” que construyen paso a paso la visibilidad de otras.