En asamblea general comunitaria, las autoridades indígenas del norte del Cauca condenaron a siete presuntos disidentes de las Farc que habían sido capturados por el asesinato de Jesús Antonio Rivera en el resguardo Huellas, jurisdicción del municipio de Caloto.
Las condenas fueron las siguientes: 25 años de cárcel y nueve latigazos contra dos de los sujetos, señalados como responsables de accionar las armas. Cinco años de prisión y nueve latigazos a un reincidente. A los otros cuatro sindicados, tres años de trabajo comunitario y 41 latigazos.
Los sujetos condenados permanecen bajo la custodia de la Guardia Indígena y serán trasladados a sus respectivos lugares de reclusión, con los protocolos de bioseguridad necesarios.
En esta ocasión, las armas incautadas no fueron destruidas, sino que fueron entregadas al Episcopado colombiano en cabeza del arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, quien acompañó el proceso de juzgamiento, como un mecanismo para abrir un diálogo territorial humanitario, mediado por la Iglesia Católica.
Como informó oportunamente Proclama del Cauca y Valle, la muerte del comunero Jesús Antonio Rivera ocurrió el pasado sábado, alrededor de la 1 de la tarde, luego de que hombres armados le dispararon y emprendieron la huida.
Inmediatamente ocurrido el hecho, la guardia indígena reaccionó e inició una persecución. Tres horas después se logró la captura de los siete hombres fuertemente armados que ayer fueron condenados.
Articulo de Proclama del Cauca
