Parece mentira que hayan transcurrido 12 años desde aquel bombazo que acabó con las vidas de 4 estudiantes, 4 compañeros, 4 amigos, 4 seres humanos que luchaban por una educación pública y de calidad para todos.
Las vidas de Darwin Peñaranda, Dreiber Melo, Yuri Martínez y José Saballeth fueron consumidas por el fuego de una bomba activada a control remoto, justo un día antes de que se realizara una asamblea multiestamentaria que pedía la renuncia de la rectora uribista Ana Sofía Meza.
Los medios de comunicación, las autoridades de policía y la administración misma, es decir, los mismos de siempre, no dudaron en tildarlos de terroristas. Sin embargo, todos sabíamos que detrás de este aleve crimen estaba escondida una mano oscura, la misma que sale a relucir cuando los universitarios y el pueblo deciden levantarse por una causa justa, cuando se pierde el miedo al terror y a la ignominia de los poderosos.
Doce años después la verdad sigue oculta, sus determinadores siguen ahí, moviéndose en los vericuetos del poder y la corrupción. Sepan ustedes que la verdad tiene una fuerza incontenible que por más que pretendan aguantarla saldrá a flote y conoceremos sus rostros, sus órdenes, las palabras de desprecio que usaron para dar “luz verde” al asesinato artero, cobarde y miserable que acabó con las vidas de nuestros compañeros.
No olvidamos, tampoco los perdonamos, porque su cobardía no les permite dar la cara y decir: "fuimos nosotros, lo hicimos porque teníamos miedo de sus ideas, les pedimos perdón por causarles tanto dolor".
Hasta entonces, desde el lugar en que nos encontremos, seguiremos exigiendo justicia, verdad, reparación y garantías de no repetición.
Mientras tanto el dolor seguirá anclado en nuestros corazones y las lágrimas que recorren nuestras memorias serán el catalizador de la búsqueda incesante de la verdad.
A la vez, nuestra voz seguirá gritando al firmamento a la espera de encontrar oídos solidarios.
Exclamáremos que su muerte no ha sido en vano.
¡Por nuestros muertos ni un minuto de silencio, toda una vida de combate!
¡Compañero Darwin Peñaranda, presente, presente, presente!
¡Compañero Dreiber Melo, presente, presente, presente!
¡Compañero Yuri Martínez, presente, presente, presente!
¡Compañero José Saballeth, presente, presente, presente!