Petro puntea las encuestas con un notable 17 % que lo retrata como seguro protagonista de la segunda vuelta presidencial. Y uno escucha a sus partidarios expresar felices que esta vez será imparable; ello ha desencadenado una ola de oportunismo político que comenzó con la pirueta de Benedetti, quien tras militar en todos los sectores y pelear con todos, decidió aterrizar como mariscal de campo en las huestes del zipaquireño, olfateando cuatro años de poder con ambiciosas expectativas. El ejemplo lo siguió Roy, y ya van por Luis Fernando Velasco quien pasó de consentido de Gaviria en el liberalismo, a izquierdizar su discurso para buscar cuna en el petrismo.
Las deserciones seguirán. Ni siquiera el uribismo se salvará de perder líderes importantes, pues el gobierno de Iván Duque decidió gobernar respaldando las fuerzas tradicionales en los departamentos para asegurar mayoría congresional, en vez de fortalecer al uribismo en las provincias, y algunos han entendido que la única manera de derrotar a los gamonales robustecidos, es aliarse con Petro quien es el antisistema por excelencia.
Sin embargo, la apuesta electoral de la Colombia Humana tiene una falla estructural: en este país tenemos doble vuelta presidencial, y si bien Petro -quizá en su techo- lidera hoy las encuestas, que está punteando con el mayor porcentaje de favorabilidad, está lejos, muy lejos, de representar la mayoría.
De hecho, su triunfo electoral más importante, la alcaldía de Bogotá en 2011, fue posible al no existir doble vuelta para elección de alcaldes, gracias a ello ganó con el 32 % de los votos, que no era la mayoría electoral, sino la mayor minoría, lo cual, en una elección de nueve candidatos, le permitió alzarse con el segundo cargo del país.
De haber existido doble vuelta, Petro no habría sido alcalde, simplemente por la máxima que explica el sistema de la doble elección: “En la primera, uno vota por quien más le gusta entre todos, y en la segunda hay que votar contra quien le parezca peor de los dos que quedan”.
El candidato de la Colombia Humana pasará a segunda vuelta con su estado mayor de propios y conversos, montado en un elaborado discurso, que no es ideológico sino sicológico, porque en vez de plantear una plataforma de propuestas socialistas siglo XXI con la impronta de su pensamiento, él hábilmente ha inculcado un sentimiento de revanchismo social que se funda en el odio contra quienes los petristas describen como “elites dominantes que esclavizan al pueblo y se roban todo”. Nada nuevo: Fue la fórmula de Chávez hace 20 años. Calcada. Igualita...
Petro no es el jefe de la franjita socialista que podría liderar honestamente, sino el comandante del odio contra la clase dirigente tradicional. Dirige el lumpen como a un ejército de resentidos sociales que él mismo ha perfilado estos años. Ahí mismo militan felices los de las Farc y ELN, convertidos en “primera línea”, y la social-bacanería estrato 50 de las principales ciudades, comunistas de biblioteca, excéntricos, y despistados que no descifran las premisas básicas de la economía capitalista de la que viven. Pero están ahí, apostados con flojera, esperando ser llamados “a pensar el país” en un posible gobierno de la Colombia Humana. Aguardan su cuarto de hora, creyendo que saldrán del aburrimiento de sus pensiones, rentas y herencias…
Pero no. Con segunda vuelta presidencial, Petro no será elegido presidente en 2022. Aunque tampoco cumplirá la promesa de retirarse de la política al perder. Todo lo contrario, saldrá a encabezar el ejército zombi que ha inoculado de odio; denunciará un gran fraude, desprestigiará la democracia, saldrá a cosechar miedo y devastar ciudades y luchará por imponer a la fuerza lo que no tiene como ganar en la opinión.
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Perderá las elecciones porque el terror a la venezolanización palpita en la clase empresarial y la Colombia trabajadora que le clavó dos millones y medio de votos de ventaja hace tres años
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Perderá las elecciones porque el terror a la venezolanización de Colombia palpita en la clase empresarial y la Colombia trabajadora que es la inmensa mayoría, la misma silenciosa mayoría que ya le clavó dos millones y medio de votos de ventaja hace tres años, que esta vez volverá a votar contra Petro en segunda vuelta, casi sin importar quien sea su contraparte.
Las hordas financiadas y alimentadas desde la ultraizquierda y la narcoguerrilla intentarán tumbar al sistema cuando no le ganen al anti-Petro. Y el gran reto del gobierno será diseñar un plan de contingencia que evite el clímax triunfante del largo bogotazo en el que Petro, Maduro y la guerrilla urbanizada, han querido sumir a Colombia en la pospandemia. Lo vienen intentando contra Iván Duque como ensayo y preludio de su plan verdadero: la insurrección ciudadana para la toma del poder. El exguerrillero lo contempla con fruición, y sus socios de la “Patria Grande” se relamen de ilusión con ese horizonte.
Gustavo Petro tiene descifrados sus escenarios. De su perspicacia y capacidad de análisis no cabe duda. Todo esto él lo ha analizado y contemplado. Todo está detalladamente calculado…
@sergioaraujoc