El día sábado en Cali, un grupo de jóvenes de distintas vertientes ideológicas se reunió para empezar a construir un proyecto de país incluyente, con la intención de que las distintas fuerzas alternativas se unan contra quienes se han perpetuado en el poder. La máxima es una y es muy clara: ¡UNIDAD!
Un momento de zozobra es el que actualmente viven varios ciudadanos, (dentro de los que me incluyo) al estar cada día más cerca de unas elecciones que podrían pasar a la historia de Colombia. El otro año no solo se elige un presidente, se elige también —y sobre todo— el proyecto de país que forjaremos; ya sea a partir de la construcción de opiniones diversas que propendan a unir sectores antagónicos, pero que ven la necesidad de deponer sus egos y construir en conjunto; o de un odio exacerbado que cree que la guerra es la salida más conveniente a las diferencias ideológicas, sociales, o culturales.
Las encuestas cada vez muestran que la gente está hastiada de problemas endémicos que se han enquistado en la clase política tradicional y han dado paso a crear un ambiente de desigualdad solo comparable a otros países del globo. Por tal motivo, candidatos emergentes que no pertenecen a partidos políticos tradicionales gozan de un buen margen y en varias encuestas alcanzan porcentajes muy a tener en cuenta dentro de una pugna electoral.
Hace pocos días se configuró una alianza importante de candidatos (Claudia López, Jorge Robledo, Sergio Fajardo) que gozan de un reconomiento público, y que tienen legitimidad con su discurso y acción en diferentes sectores de la sociedad. Esta alianza se da en el marco de que han entendido que la única manera de frenar la maquinaria electoral de ciertos candidatos, o el discurso del miedo de otros, es solo incluyéndose dentro de un programa que recoja visiones, y que respondan a lo que exige la sociedad. No obstante, hay que entender que hablando en términos electorales, esta alianza —al menos en votos— puede quedarse corta, de cara a la coalición que se está gestando en la derecha colombiana.
Por eso urge que en esta alianza se vean inmersos candidatos como Gustavo Petro, Humberto de la Calle, y otros u otras que entiendan la necesidad imperiosa de anteponer los intereses colectivos, en detrimento de intereses particulares. Si bien estos candidatos discrepan en algunas visiones de país, en otras se encuentran y agolpan el sentir del ciudadano de a pie. Ellos, más que un deber con su partido o con su electorado, tienen un deber con el país. Pueden pasar a la historia por ser quienes construyeron un proyecto de país distinto. O quienes tuvieron la posibilidad de ser y tener vocación de poder, pero que no quisieron, porque se pensaron imprescindibles.