Con esta frase hizo referencia el reconocido poeta soldado, Julio Federico Arboleda Pombo, a la población costera de Timbiquí, su lugar de nacimiento ocurrido el 9 de junio de 1817, luego de que sus padres, Don José Rafael Arboleda y Arroyo, fiel a la causa de la independencia, amigo de Simón Bolívar, y Coronel que se contó entre los vencedores de la batalla de El Palo en el norte del Cauca, y su esposa Matilde Josefa de Pombo O’Donnell, hija de uno de los partidarios del 20 de julio de 1810, don Manuel de Pombo y Ante y de Doña Beatriz O’Donnell y Anethan, cuya familia perteneció a la nobleza de Irlanda y sus ancestros pelearon por los reyes de España, huyen hacia ese caserío del pacifico caucano huyendo de las huestes pacificadoras de Pablo Morillo, quien arrasó con parte de la parentela de Julio, una parentela entre la que se encontraba el sabio Francisco José de Caldas, Miguel de Pombo entre otros.
Sus primeras letras las aprendió de la mano de su abuela Beatriz en la Hacienda de Japio en Caloto, que fue de propiedad de la familia Arboleda desde mediados del siglo 18, luego, debido a los males que sufría su padre José Rafael por haberse auto medicado en algún momento durante la guerra de independencia decide irse junto al joven Julio a Londres, pero su padre nunca vuelve a ver su tierra natal porque muere en Pisa en 1831.
Julio asiste en Inglaterra a la Universidad de Londres en donde realiza estudios de esta lengua, además de recibir estudios en Humanidades , y en donde escribe sus primeros poemas, se recibe como bachiller en Artes de esta universidad; después de graduado decide viajar por Francia e Italia en donde se enamoró de la arte y la arquitectura de estos países, luego por cosas del destino, Julio Arboleda estuvo en Túnez y en Cartago entre otros lugares de las costas del norte de África en donde ensayó la Lira castellana.
Para 1838, Julio Arboleda vuelve a Colombia, llegando primero a Cartagena, y luego pasando por las costas del Chocó llega a la ciudad de sus ancestros: Popayán. Estando ahí, realiza sus estudios en Derecho civil y Ciencias Políticas, mientras enseñaba literatura en la Universidad del Cauca.
Al año siguiente en 1839, Julio Arboleda contrae matrimonio con Sofía Mosquera Hurtado, la mujer a quien le dedicó los más profundos versos como la Despedida de Arriaza, aquí un aparte de este escrito:
En vano, en vano palpita
Mi corazón al dejarte;
Es preciso para amarte
Virtud y gloria tener.
Si cobarde me creyeras
Me despreciarás villano
Más que recibir tu mano
¡yo la quiero merecer!
Con ella tuvo 10 hijos (Rafael, Beatriz, Julián, Gonzalo, Daniel, Pedro Pablo, Sofía, Julio, Cecilia y Hernando), pero se ha encontrado que el General de la Guerra de los Mil Días, Henrique Arboleda Cortés, uno de los lideres del gobierno en el combate de Palonegro, también era hijo del Poeta-Soldado.
Como militar, Don Julio, como era conocido en el Cauca, inició su carrera militar en la guerra de 1840 o la de los Supremos como teniente de la Guardia Nacional de Popayán bajo las órdenes del capitán José Antonio Caicedo, quien por su avanzada edad encargó al joven payanés que en esa época contaba con 23 años para colocarse al frente de las operaciones militares en donde logra triunfos y se distingue entre la tropa.
Luego es enviado a Pasto a las órdenes del General Pedro Alcántara Herrán, en donde realiza gestiones diplomáticas ante el gobierno del Ecuador, presidido en ese entonces por el General y prócer venezolano, Juan José Flórez, esto con el fin de apaciguar la revolución que se estaba presentando en esa región con intenciones de adherirse al vecino país.
Más adelante es enviado a la campaña del Norte, ejercito que era comandado por el General Herrán, y el General Tomás Cipriano de Mosquera, pariente cercano de Arboleda.
Participó en la batalla de Riofrío, y luego se dirige apresuradamente hacia Cartago para impedir el fusilamiento del Coronel Salvador Córdova, hermano del prócer antioqueño, General José María.
Pero a pesar de las peticiones hechas por Julio Arboleda, el General Mosquera no hizo caso alguno, y la pena impuesta se cumplió en esa población del norte del Valle del Cauca para el Coronel Córdova y sus compañeros. Luego, como Sargento Mayor,asiste al combate de La Chanca, y luego es enviado en comisión a Panamá.
Cuando termina la guerra en 1842, Arboleda siendo Teniente Coronel a punto de ascender a Coronel efectivo y siendo un hombre que nunca cobró su sueldo por los servicios prestados al ejército, ni pidió indemnización por los daños causados a sus propiedades por parte de las tropas del General José María Obando, solicita la licencia absoluta del ejército, pero los altos mandos militares solo le otorgan una licencia indefinida.
Durante los años de paz que tuvo el país una vez finalizada la guerra de los Supremos, Arboleda se dedica a la escritura y empieza la redacción de su obra más famosa, Gonzalo de Oyón, pero esta dedicación a la escritura le duró muy poco, ya que fue elegido como representante a la cámara en sus inicios por la provincia de Buenaventura y luego por Barbacoas, y es en ese importante recinto que es el congreso donde Don Julio muestra sus dotes como orador dejando perplejo a todos a su
alrededor, un ejemplo de ello es la declaración de José María Samper:
“Arboleda nos sorprendió y sedujo a todos. Jamás orador alguno entre nosotros había sido tan incisivo y correcto, tan académicamente literario ni tan variado en su elocuencia como aquel poeta militar, joven opulento y afortunado que saliendo del seno de una familia eminente y aristocrática…”
Aunque ocupó algunos cargos públicos, le fueron ofrecidos cargos ministeriales por parte del gobierno del General Mosquera como el ministerio de Hacienda y Relaciones Exteriores, cargos que rechazó para volver al Cauca a dedicarse a sus asuntos personales, razón por la cual aceptó ser concejal y jefe político del distrito de Caloto.
Como periodista fue un abierto opositor del gobierno de José Hilario López con su periódico El Misóforo, fue un jefe notable en la rebelión de 1851 contra el gobierno de López por su decreto de la abolición de la esclavitud, ya que como es bien sabido, Julio Arboleda fue uno los hombres con mayor número de esclavos en el territorio nacional, pero valga la aclaración que no solo fue él y su familia muchas de las grandes familias de este país también lo fueron.
En esa época, el escritor antioqueño Juan de Dios Restrepo conocido bajo el seudónimo de Emiro Kastos hablaría de la venta que realizó Julio Arboleda de algunos esclavos que le quedaban al Perú más de 40 adultos y 112 entre jóvenes y niños, y como el doctor Manuel Ancizar en nombre del gobierno colombiano ya que era el encargado de negocios ante Ecuador, pero que también tuvo que resolver algunos problemas fronterizos con Perú y Brasil, debió pagar 100.000 pesos para el
rescate de estos ya que en Colombia ya estaba prohibido el comercio de esclavos.
Una vez terminada esta rebelión, Arboleda junto a su hermano Sergio y sus respectivas familias tuvieron que salir hacia el Perú, estableciéndose en Lima una temporada en la que estuvo dedicado al periodismo como redactor de El Interprete y dictando clases de inglés encontrándose entre sus discípulos el literato Ricardo Palma, ahí también debió rehacer una parte de su poema Gonzalo de Oyón ya que durante las revueltas su casa de Caloto fue saqueada y su poema desaparecido.
Don Julio viaja con su familia a Nueva York donde se establecen, Arboleda vuelve a finales de 1853 para ir al congreso como senador por el Chocó, durante la rebelión del General Melo en 1854 y como presidente del congreso, Arboleda logra huir de Bogotá y ordena al vicepresidente Obaldía para que se encargue que los gobernadores de las provincias se organicen las fuerzas para repeler la revuelta melista.
Participa en combates como el de Guaduas y en el ejército del Sur que era comandado por el General López. Una vez terminada esta revolución, Arboleda vuelve a ocupar el cargo de presidente del congreso y en 1855 da posesión como vicepresidente del poder ejecutivo al caleño Manuel María Mallarino, mientras se encontraba ejerciendo estas funciones se entera de la muerte de su hijo Pedro Pablo ocurrida en Nueva York ciudad en la que nació su hija Sofía, esposa del General Alberto Urdaneta, en 1854.
A finales de 1859 viaja a Paris para ver cómo se encuentra su familia que está radicada en Francia después de haber salido de Nueva York para que sus hijos reciban la mejor educación en ese país.
Ahí nacen sus tres hijos menores, Julio, Cecilia y Hernando. Vuelve a Colombia cuando esta se llama Confederación Granadina en 1860, en ese año estalla la guerra en la que una de las principales causas es la liberación de los esclavos, esto radicado por ley en 1851 durante la presidencia de José Hilario López y ratificada en 1853 durante el mandato del General José María Obando.
Julio Arboleda, junto a Braulio Henao y otros líderes conservadores empiezan una lucha que dura 2 años y en la que mueren cientos de personas, Don Julio luchaba contra las fuerzas liberales de Tomas Cipriano de Mosquera y Ezequiel Hurtado, en 1862, capturado un primo de Julio, Miguel Arboleda Torres y conducido a Silvia, le ordenan a Don Manuel Antonio Arboleda Arroyo tío de Arboleda Pombo llevar dinero para el rescate de su hijo, este, junto a su secretario el panameño Tomás Martin Feuillet son brutalmente asesinados en Piendamó en 1862, se dice que la cuadrilla comandada por Evencio Velasco confundió a Don Manuel Antonio con su sobrino asesinándolo y aun sabiendo que el hijo de este ya se encontraba muerto en la población de Silvia.
Esta es solo una de las muchas anécdotas trágicas que ocurrieron en esta guerra. En algún evento social en Bogotá un periodista le pregunta a Julio Arboleda que como quisiera morir, a lo que Arboleda respondió: “Quisiera morir como el Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre”. Parece que esta declaración de Julio Arboleda fuera una profecía, ya que el 12 de noviembre de 1862, mientras se dirigía hacia Pasto, Julio Arboleda fue interceptado por un hombre de nombre José López quien le propino tres disparos en su tetilla derecha muriendo instantáneamente, el punto en donde fue asesinado Arboleda fue en El Arenal en las montañas de Berruecos, las mismas montañas en las que fue asesinado el Mariscal de Ayacucho 32 años antes.
Tras el asesinato de Julio Arboleda, su esposa Sofía y algunos de sus hijos vuelven a Colombia radicándose en Bogotá y sufriendo las consecuencias de una guerra perdida.
Sus restos fueron sepultados en el cementerio central de Bogotá hasta que fueron trasladados junto a otros destacados payaneses a Popayán para ser colocados en el Panteón de los próceres de la capital caucana, en 1915, un busto fue inaugurado en su honor en Bogotá, pero con el tiempo este desapareció, y solo queda hoy en día una estatua de el en Popayán, su casa enfrente de la casa de su tío El General Mosquera y sus interminables escritos además de su gran descendencia que se encuentra en su mayoría radicada en la capital del país