Hay cosas que se crean con un propósito: tener un Ferrari para no correr a alta velocidad sería un desperdicio, una subutilización lamentable para quien lo compre. Así se ha comportado la economía colombiana durante décadas, corriendo mucho menos de su verdadero potencial.
El Banco de la República ha estimado que el PIB crecerá este año entre 1,6 % y 1,8 %. Aunque es frecuente que los responsables del manejo económico expliquen que esto no es malo, porque algunos vecinos están peor, lo cierto es que el crecimiento no es mayor por decisiones equivocadas.
Los factores de producción de Colombia son valiosos, comenzando por 48 millones de cerebros de una cultura amable y entusiasta, hasta el enorme patrimonio natural y su posición geográfica. Cualquier sociedad con semejantes ventajas debería ser considerablemente más próspera, y si no lo es la única explicación es el pésimo manejo que la clase dirigente le ha dado. Ningún gobierno en las últimas décadas ha logrado aprovechar la riqueza del país para desarrollarlo económica y socialmente; todo lo contrario, la brecha con los países más avanzados cada día es mayor.
Si algo tienen en común Uribe y Santos es que ambos han gerenciado muy mal
y fueron incapaces de aprovechar en beneficio de las mayorías
la mayor bonanza mineroenergética de la historia de Colombia.
Si algo tienen en común Uribe y Santos es que ambos han gerenciado muy mal y fueron incapaces de aprovechar en beneficio de las mayorías la mayor bonanza mineroenergética de la historia de Colombia. Lejos de lo anterior, la desigualdad se ha profundizado y las mafias de la corrupción se tomaron todos los poderes, situación que cada vez preocupa e indigna más a la población. Frente a la debacle que generaron, los líderes del fracaso esperan ganarse el Baloto del aumento del precio del petróleo para seguir en sus andanzas.
Nadie sensato y honesto puede afirmar que las políticas implementadas han sido exitosas. Tenemos un Ferrari conducido por unos incompetentes, que se vanaglorian con un crecimiento menor a 2%, absolutamente insuficiente para resolver los problemas de los ciudadanos. Crear riqueza (crecer bien) es la primera tarea que se requiere para generar los recursos necesarios para dotar al Estado de competitividad, a las empresas de productividad y a los trabajadores de salarios dignos.
Sino crecemos más no es por falta de ideas y conocimiento sobre cómo hacerlo, es sencillamente que quienes conducen “les va mejor cuando al país le va peor”, como afirma el senador Robledo. En este sentido, para comenzar a sacarle provecho al Ferrari, hay que cambiar de piloto. Convencer a empresarios, académicos, dirigentes sociales, estudiantes y trabajadores que así le iría mejor al conjunto de la sociedad, es el gran reto que tenemos desde ya hasta mayo de 2018.
Twitter: @mariovalencia01
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