Aprendemos a leer y, luego, leemos para descubrir el mundo. Leemos para soñar. Leemos para aprender. Pero en Colombia, estimaciones hechas por el Banco Mundial en 2022 nos dicen que 2 de cada 3 niños y niñas no logran entender un texto simple a los 10 años. Esta crisis de aprendizaje tiene implicaciones graves para la infancia.
Que niños y niñas no logren adquirir en su paso por la primaria las habilidades de lectura y escritura necesarias nos pone ante un panorama complejo: desmotivación en la escuela, dificultades de aprendizaje, reducción de posibilidades de culminar la trayectoria educativa, menos oportunidades para ejercer un rol activo de ciudadanía, ya nivel de sistema educativo mayores costos por repitencia y costos de nivelación de aprendizaje.
En Colombia, al no existir una guía basada en evidencia que brinde orientaciones a los docentes para enseñar la lectura y la escritura en las escuelas se enseña de muchas formas, y es difícil lograr de una manera sistemática la participación de familias en el proceso de aprendizaje.
Contar con rutas basadas en evidencia para la alfabetización no solo apoya la labor de docentes, sino además facilita la participación de familias, e incluso la definición de adaptaciones y/o acomodaciones para quienes tienen necesidades especiales. Que se enseñe a leer y escribir con múltiples aproximaciones dificulta la inclusión y profundiza brechas educativas.
Por eso desde UNICEF hacemos un llamado para que en el país se reactive la discusión sobre la importancia de contar con guías unificadas para la enseñanza de la lectura y la escritura entre primero y tercero de primaria. Con el paso de los años hemos aprendido que si hay una edad adecuada para aprender a leer, y por ello junto a la Fundación Aprender a Quererte, de la banda Morat, invitamos a apoyar esta campaña a través de la firma de una petición para consolidar un currículo a nivel nacional.
La lectura y escritura son indispensables en el proceso de aprendizaje: quien no aprende a leer y escribir a tiempo, y a entender lo que lee, carecerá de herramientas para consolidar otros aprendizajes y perderá opciones de interactuar en sociedad.
A medida que las asignaturas se complejizan, las posibilidades de alcanzar a los demás se reducen, no solo en las materias relacionadas con la literatura, sino en todas las materias, incluidas las matemáticas, pues para todo necesitamos leer. Para mitigar esta situación tenemos que volcar nuestra mirada hacia estos procesos que deben darse en la infancia, dado que si hay una edad en la que se debe aprender a leer y escribir.
Las pruebas PISA, que se realizan a los 15 años, también muestran que el 51% de los estudiantes evaluados en el país no alcanza el nivel básico en lenguaje (en este puntaje, estamos por debajo del promedio de otros países que conforman la OCDE). Los impactos de la crisis del aprendizaje se sienten en diferentes momentos del día a día de un niño o niña: su frustración por no entender el mundo que habita y que trata de asimilar debería ser nuestra urgencia por revertir esta situación.
La Convención de los Derechos del Niño, que este año cumple 35 de haber entrado en vigor, estipula que la educación es un derecho. Esta no solo debe ser “obligatoria y gratuita”, sino también que cada niño y niña tiene derecho a acceder a la educación secundaria y a la universidad. Que los niños y niñas aprendan a leer y entiendan lo que leen es un requerimiento para garantizar el goce de este derecho.
El rezago en estos aprendizajes iniciales es aún más marcado en zonas rurales, donde los niños y niñas se enfrentan a preocupaciones de seguridad y acceso para llegar a las escuelas y, muchas veces, tienen que posponer su estudio mientras sus familias logran ubicarse en zonas que les permitan el sustento diario. Ningún niño o niña, sin importar su condición o el lugar donde se encuentre, debería quedarse atrás.
Desde UNICEF promovemos la campaña Quiero entender, junto a la Fundación Aprender a Quererte, porque creemos que es hora de actuar y que los adultos también podamos “entender” que la alfabetización inicial es una tarea de todos y todas. Hasta ahora, un total de 120.000 personas pudieron ver en estadios de Bogotá y Medellín un video que grabamos con la agrupación para hablar sobre este tema. No descansaremos en la tarea de seguir llevando el mensaje a cada hogar.
A través de la página web www.quieroentender.co compartimos datos e ideas para apoyar el aprendizaje de niños y niñas desde los hogares, las escuelas y las comunidades. Hablar de esta campaña, compartir los mensajes y proponer otras iniciativas también enriquece el ejercicio de fomentar un aprendizaje más robusto para niños y niñas.
El esfuerzo por cambiar la realidad de los niños y niñas en edad escolar empieza por cada uno de nosotros. Aprender a leer a tiempo no puede esperar.
