Hacia 1918 quienes podían realizar los estudios de primaria y bachillerato eran muy pocos. Además, quienes concluían los estudios universitarios pertenecían a un estrato privilegiado. Los sectores populares ni podían ni aspiraban a la vida académica. Muy diferente a lo que ocurre en la segunda década del Siglo XXI, cuando la universidad se ha masificado y convertido en una “fábrica de profesionales”, bajo los lemas de calidad, acreditación, evaluación, estándares, competencia, dado el discurso neoliberal.
Es significativo que el movimiento estudiantil por la reforma universitaria en 1918 no surgiera en la capital de Argentina, es decir, en una ciudad burguesa, sino que el movimiento por la reforma universitaria se forjó en provincia, como lo es la Universidad Nacional, en Córdoba, ciudad mediterránea del país austral. También llama a la reflexión que ocurría en las universidades de Hispanoamérica y la misma España, para que el movimiento de una ciudad de provincia tuviese acogida por parte del estudiantado hispanoamericano.
Ver: Centenario de la reforma universitaria de 1918
Al dejar de ser parte de las colonias del imperio español Hispanoamérica dio lugar a la balcanización que tuvo como resultado una serie de repúblicas endebles, las cuales necesitaron constituir las instituciones y la burocracia estatal. Así que, no se puede olvidar que la universidad pública cuando surgió, a partir de la independencia, se centró de manera especial en el estudio del derecho y teología, como cimientos del nuevo Estado, ejemplo de ello fue la Universidad del Cauca. Más, si bien se gestaron las repúblicas hispanoamericanas en los antiguos dominios españoles, la economía de las nacientes repúblicas no se asentó en la primera revolución industrial (carbón mineral-motor de vapor-hierro), industria moderna y el comercio, sino que permanecieron ancladas en las instituciones económicas de la colonia, atravesadas por la agricultura tradicional y la minería.
La rebelión estudiantil se enfrenta en Venezuela al golpe de estado. Juan Vicente Gómez, convertido en dictador (1910), cerró la Universidad Central de Venezuela durante diez años (1912-1922). En el Perú, ante las protestas campesinas, ocasionadas por los abusos de los grandes hacendados, la democracia cayó en una nueva versión del caudillo dictador: Augusto B. Leguía (1919-1930), En el caso de Chile, país supuestamente democrático, la persecución se ensañaba contra los obreros y estudiantes. Haití, desde 1915, permaneció ocupado por las tropas norteamericanas hasta 1944. Colombia vivía el proyecto de la Regeneración y, en 1918, se firmó el contrato con la Tropical Oil Company para la explotación petrolera. La Universidad del Rosario, en manos Monseñor Rafael María Carrasquilla, se empeñaba en la lucha contra el liberalismo y el socialismo. En Argentina, el descontento pendiente por la clausura del internado estudiantil en el Hospital de Clínicas se extendió a todo el sistema universitario. En ese ambiente continental se gesta El Manifiesto a la Juventud Argentina del Comité Pro-Reforma Universitaria de Córdoba: “La juventud de Córdoba, animada por el impulso irresistible del progreso se halla en lucha con su vieja y ruinosa Universidad. No es un acto de conducta irreflexiva de su juventud. Formamos la generación ascendente. Esta Universidad pretende moldear nuestros cerebros para los archivos de la universidad”.