No existe nada peor que llegar con hambre al Dorado. Lo ideal es que, si lo haces, antes de entrar a la sala de espera de los vuelos internacionales, quítense el ansia en McDonalds o en Crepes que es más barato y puede ser hasta más rico. Pero si te pones de apresurado a pasar aduana sin haber comido la llevas. Entrarás en el reino del dolor. Así sucedió a mediados de diciembre cuando se ve en este video lo desorbitado que resulta pagar dos sanduches de pavo con papas y coca-cola, 140 mil pesos por una comida frugal, 30 euros, lo que vale almorzar en ciudades tan misteriosas como Praga o Budapest.
La pregunta que surge después de ver estos abusos –botellas de agua a 7 mil gaseosas a 14, empanadas a 6 mil- es ¿Quién diablos le va a hacer control de precios al Dorado?