Una semana entera de balances nacionales e internacionales sobre el primer año de gobierno del presidente Duque deja en claro que su tarea para lo que falta de su período es muy compleja, si quiere pasar a la historia como un buen presidente. Los resultados hasta ahora demuestran que para lograrlo le falta mucho. Sorprende que los análisis realizados por medios internacionales comparados con los nacionales han sido mucho más duros sobre las debilidades de su gestión. Por ejemplo, Semana sorprendió porque ablandó su tono, que venía siendo muy crítico. La verdad es que no le ha ido nada bien y esa es la nota en común de la mayoría de quienes lo han evaluado en distintos campos. Las flores solo provienen de algunos, pocos para ser precisos, de sus copartidarios del Centro Democrático.
Para no seguir en las interminables evaluaciones y pasar a sugerir elementos que le permitan organizar ideas que puedan ser útiles, es necesario señalar en primer lugar los grandes temas que requieren inmediato redireccionamiento. Con ese fin es necesario señalar los siguientes:
- La política es su gran problema, y para manejarlo y no que lo maneje, como hasta ahora, identifique los grandes problemas que espera resolver y que requieren consenso.
- Ejerza liderazgo para buscar el gran consenso nacional al estilo de Álvaro Gómez, alrededor de lo fundamental.
- Ponga al Centro Democrático en su sitio: o lo apoya o lo considera oposición.
- Devuelva al Senado a Álvaro Uribe Vélez. Sáquelo del Ejecutivo y también del Legislativo.
- Reconozca, como no lo ha hecho hasta ahora, que necesita de la oposición para gobernar.
- Defina prioridades reales y no siga gobernando con solo palabras y generalidades.
- Si la equidad es su norte, precise el cómo, el cuándo y el dónde.
- La paz, y por ende el posconflicto, es su responsabilidad y por eso lo juzgará la historia.
- Reconozca que en economía las leyes del mercado operan, de manera que a punta de pactos y decretos no va a alcanzar las metas que ha anunciado.
- La política social no son abrazos y simpatía, son estrategias precisas que hasta ahora no se ven.
- Revise su discurso improvisado, promesero y triunfalista cuando el país lo que necesita son respuestas concretas a problemas específicos.
- Gran parte de su equipo de gobierno no está funcionando. No se empeñe en mantener ministros cuestionados o que han demostrado su incapacidad para manejar asuntos delicados en sus carteras.
Sin duda muchos podrán plantear otras ideas, pero estas son tan solo para empezar un ejercicio que ojalá sea útil, porque es el país y todos los colombianos los que sufren las consecuencias de gobiernos que no encuentran el rumbo.
Antes de seguir el consejo de las Paloma Valencia y los Ernesto Macías, y botar sin mirar estas ideas a la caneca, piénselo, de pronto algunas por lo menos lo ayudan a reflexionar. Todos los presidentes tienen a su alrededor áulicos que los alejan de la realidad. Solo la experiencia y por consiguiente haber sufrido los costos de dejarse llevar por estas voces de sirena, lleva a identificarlos y aislarlos. Estos personajes sin costo político como Luigi, y otros complacientes y lambones cuando no lagartos, le hacen mucho daño especialmente a usted que empezó a asumir con el pie izquierdo, la dura responsabilidad de ser presidente de un país tan complejo como Colombia.
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