Lo primero que vio Rafael Uribe Noguera al entrar a su celda en la temible cárcel de la Tramacúa fue el “Bienvenido al infierno”. El calor era algo que siempre le molestó, la humedad eterna de una cárcel que está todo el año en una misma temperatura: 45 grados a la sombra. El pasillo donde está no puede tener vecinos peores. Ya no está Popeye, consumido por un cáncer, pero si está Garavito y un paramilitar conocido como Candado quien lo protege y con el que comparte el control de un televisor. A Garavito, el temible violador y asesino de cientos de niños, ni lo determina. El olor es nauseabundo, apenas normal teniendo en cuenta que el pabellón dónde están queda al lado del basurero municipal de Valledupar.
Uribe Noguera casi no ve la luz del sol, no juega fútbol por temor de que alguien lo vaya a matar y apenas sale de su celda. Teniendo en cuenta de que tendrá que pasar los próximos cincuenta años encerrados, Uribe Noguera le pasó esta lista de 12 exigencias que quisiera tener para resistir los años que le quedan. La foto fue divulgada por API, la agencia periodisitica de Norbey Quevedo: