El diario británico The Guardian ha reproducido recientemente una lista de 116 "causas" de cáncer. Lista donde no se encuentra para tranquilidad de ganaderos, carnicerías y argentinos en general la carne roja. La publicación probablemente responde a una comunicación reciente de la Organización Mundial de la Salud sobre el riesgo carcinogénico de una dieta carnívora. Mensaje que fue exagerado por los medios pero luego "modulado y explicado por la misma organización. El origen técnico de la información de la OMS y la lista de The Guardian es la respetada Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) de Lyon, Francia. No se puede dudar de la pulcritud e imparcialidad de los datos epidemiológicos procesados por la IARC producto de estudios y registros internacionales de cáncer. Pero debe añadirse algo sobre los peligros de enlistar las “causas” de enfermedades.
Primero vayamos, para preocuparnos o tranquilizarnos, a la lista misma. La agencia francesa con exagerado racionalismo cartesiano las divide en exposiciones circunstanciales, mezclas y agentes. Confieso no entender del todo el nombre de las categorías. La lista viene numerada pero no en orden de importancia. Quizás se debe a la dificultad intrínseca de medir y cuantificar la causalidad de un proceso. Nadie puede contestar con alguna exactitud numérica a la pregunta “¿Qué da más cáncer, doctor?”. Todas son asociaciones causales pero es difícil medir la causalidad en sí misma. El que haya más o menos casos por una causa específica puede deberse a innumerables factores secundarios, predecibles e impredecibles. He ahí la primera dificultad teórica de una lista de causas, el orden jerárquico de ellas: en un caso pesó más una, en otro similar otra.
La IARC detalla en el primer grupo circunstancias carcinogénicas de nuestro lugar de vida, trabajo o características de nuestro estilo de vida que podemos cambiar. El número 1 es el hábito humano de fumar tabaco que empezó en nuestro continente tres o cinco mil años antes de nuestra era. Este vicio empeoró hace unos cien años cuando el señor Duke comercializó y popularizó los cigarrillos. Ese millonario norteamericano fue probablemente la “causa” más grande de muertes humanas en el siglo XX. Pero reconozco la dificultad de culpar a Duke y sus Camel o Marlboro: ¿quién es el causante, quien los produce o quien los fuma?
La irradiación ultravioleta
de las cámaras de bronceado artificial
causa cataratas, envejecimiento y cáncer de la piel
La lista prosigue con las más contemporáneas cámaras de bronceado artificial. La irradiación ultravioleta en ellas causa cataratas, envejecimiento y cáncer de la piel. El excesivo bronceado "natural" también causa lo mismo. Las vacaciones baratas en España han sido asociadas a un alarmante aumento de cáncer cutáneo en ingleses.
De ahí en adelante se detallan “causas” de cáncer más alejadas de la mayoría de las personas: producción de aluminio, producción del colorante amarillo auramina, arsénico en dosis pequeñas en el agua, fabricación y reparación de zapatos de cuero, limpieza de chimeneas (conocida desde el siglo XIX), ser pintor o ebanista y otras circunstancias particulares.
El segundo grupo es llamado mezclas causantes de cáncer. Como digo no entiendo bien lo de “mezclas” pero quizás se refiere a productos que se beben o ingieren sin ser consciente de sus efectos cancerígenos. Algo como venenos inocentes causantes de cáncer. Entre otros: aflatoxinas producidas por algunos hongos, bebidas alcohólicas (asociadas a cáncer de mama, colon, hígado, faringe y laringe, cavidad oral, esófago y probablemente páncreas) hojas de betel masticadas en Asia, alquitranes y exposición pasiva al humo de tabaco en no fumadores. En este grupo que llamo de venenos inocentes aparecen con el número 39 las carnes procesadas: jamones, tocinos, salchichas. No se cuantifica el riesgo pero la opinión generalizada es que la OMS o los medios exageraron al equipararlos al hábito de fumar.
El último grupo es el de “agentes” cancerígenos. Incluye elementos y minerales como el asbestos y el cromo. Moléculas como el formol. Agentes vivos como el VPH (virus del papiloma humano) y el HTLV-1 frecuente en nuestra costa pacífica. Y cosas de nuestros días como la irradiación nuclear.
Como ven la lista es larga y hay varios problemas con publicaciones similares. Paradójicamente insensibilizan a quien las lee: todo produce cáncer, dicen algunos, entonces para qué cuidarme. Al mismo tiempo la lista no es suficientemente larga: si logramos eliminar de nuestra vida y ambiente todas esas cosas, no evitaremos todos los cánceres. Siempre ocurrirán mutaciones cancerígenas y otros eventos biológicos que llegarán a nuestra vida saltándose la lista. La mayoría de las neoplasias malignas son parte de nuestro proceso de envejecimiento y pérdida de control del crecimiento celular. Podemos prevenir algunas, no todas.
Además estimulamos la obsesión por las causas característica de la ciencia occidental. “Prefiero conocer una causa que reinar sobre Persia” decía Demócrito. Pero más importante que la causa de la enfermedad es el enfermo mismo.