Soy uno de los ciudadanos que no tiene duda de que Colombia es un paraíso, territorialmente hablando. Tenemos toda la diversidad natural que muchos países ya envidian. Pero hay un “pequeño” detalle que lo hace ser, literalmente, un infierno: la gente que lo habita. Somos de mala calaña, somos una mala hierba, por acción y por omisión nos hemos tirado este país desde antes que se fundara la República. El tal grito de Independencia no fue sino un alarido de destrucción masiva, ya no necesitábamos a los españoles para arruinar este país, nosotros solitos lo íbamos a hacer:
- Guerra entre federalistas y centralistas; guerra de los supremos; seis guerras civiles entre 1851 y 1895; la guerra de los Mil Días; La Violencia; el conflicto armado; el surgimiento de los paramilitares.
- Se desmembró el territorio, no solo con la separación de Panamá, sino que castas politiqueras se adueñaron de las regiones para gobernar por consanguinidad, con un marcado estilo monárquico y feudal.
- El negocio del narcotráfico (primero la marihuana y luego la coca) penetró todas la capas sociales y fue una de las bases para cimentar la cultura mafiosa de este país como un “estilo de vida” público y privado.
- La democracia participativa amplió la participación de la gente, pero también fue un buen pretexto para ensanchar más la corrupción y “posicionar” a Colombia como uno de los países más corruptos del mundo.
- Aquí hay una educación para ricos y otra para pobres; hay una salud para ricos y otra para pobres; aquí una justicia para ricos (los que se van para la casa) y otra para los pobres (los que se van para la cárcel).
- Los procesos de paz tanto con paramilitares y con la guerrilla fueron intentonas del establecimiento para hacernos “soñar con el paraíso”, pues lo que pasó es que el mismo establecimiento se tragó a pedazos esos procesos y nos dejó huérfanos otra vez de paz y como “hijos adoptivos” para la guerra.
- El medio ambiente está en una sistemática destrucción: se queman los bosques y la selva para sembrar coca, para sembrar palma africana, para sembrar ganado; se quieren quemar los combustibles hasta dejar la tierra exhausta, devastada, vacía, para sostener una vida de consumismo desbordado y tengamos que exprimir la última gota de petróleo mediante el fracking; hemos creado, con toda la polución y contaminación ambiental, ciudades tóxicas.
- El exterminio a que fue sometida la Unión Patriótica ahora lo están sufriendo los líderes sociales, se están asesinando líderes sociales como matando moscas; pero también se asesina por una camiseta, por una bicicleta, por un celular, por una deuda, por un amor, por una herencia, para muchos, la vida acá es un “ratico”.
- Se hacen reformas laborales para precarizar más el empleo, para que la gente se venda a precio de huevo y termine trabajando por horas; para que la clase media se encargue de más impuestos, mientras que la “clase dirigente” termina declarando renta con un pago de impuesto de “cero pesos”.
- El Estado fue tomado por la cultura mafiosa: para elegir alcaldes, gobernadores, parlamentarios y hasta a presidentes: para repartirse todas las instituciones públicas y hacer sus negocios privados; para formar carteles y robarse la plata pública de la educación, de la salud, de la vivienda, de la construcción en toda obra grande o pequeña; de los negocios del petróleo, de la regalías; para volver cualquier trámite o servicio un negocio; para ofertar los cargos públicos al mejor postor y enmascarar ese negocio con el sofisma de “concurso de méritos”, y si se permite que alguien entre a trabajar al sector público comprando su acceso, quiere decir que está entrando lo peorcito de la condición humana…no hay un sector de lo público que no tenga su cartel de la corrupción en sociedad con el sector privado.
Este es un país con olor a azufre, ¿no se siente el olor?