Luego de una larga temporada de encierro los colombianos están ansiosos por descubrir su propio país. Además, las dificultades que representa un viaje al extranjero hacen que estemos en el mejor momento para explorar Colombia. La buena noticia es que nuestro país tiene gran diversidad de climas y paisajes. No es casualidad que sea uno de los diez países megadiversos del mundo. Destinos clásicos como las playas de San Andrés y Cartagena pueden resultar saturados en la temporada de fin de año, además de presentar elevados precios. Por lo tanto, se recomienda contemplar otras alternativas para disfrutar de unos días de descanso con tranquilidad. A continuación, una selección de destinos nacionales no tan explorados, pero no menos fascinantes:
Barichara: Fue uno de los pueblos más afectados por cuenta de la pandemia. En el que es considerado el pueblito más bello de Colombia hay un sinfín de restaurantes y alojamientos que dependen en su gran mayoría del turismo, que sin ser masivo constituye un importante músculo de la economía local. Barichara, siendo pueblo patrimonio de Colombia, es ideal para una escapada de fin de semana. Imperdibles son la Caminata a Guane, el mirador en el Salto del Mico y la visita al Bioparque Máncora, un nuevo mirador al norte del pueblo.
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Pueblos antioqueños: En los alrededores de Medellín hay pequeños pueblos donde la cultura paisa se puede apreciar mucho mejor que en la ciudad. Aunque Guatapé, a algo más de una hora, es el más conocido, también suele ser el que más se llena y el que presenta los precios más elevados. Un poco más lejos están destinos como Jericó, pueblo patrimonio de Colombia, donde además nació la Madre Laura, y Jardín, famoso por sus paisajes rodeados de naturaleza. Santa Fe de Antioquia, Sonsón y San Rafael también deberían ser tenidos en cuenta.
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El Quindío: El Valle Del Cocora, famoso por sus palmeras entre nubes, se ha convertido en uno de los destinos más fotografiados de Colombia. En consecuencia, el sitio ya está experimentando el efecto del turismo de masas. Salento, el municipio más cercano, es famoso por sus colores. Sin embargo, en la región hay otros pueblos como Filandia o Circasia que merecen una visita pues son igualmente coloridos y más auténticos. Imperativo llevarse una libra de café de vuelta a casa.
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Nariño: Al sur del país se esconde una región para muchos ignorada. El departamento de Nariño ofrece paisajes que se asemejan a las colinas irlandesas según varios europeos que lo han visitado. En efecto, El Santuario de las Lajas, nada tiene que envidiarles a las catedrales del viejo continente. El sitio, construido en medio de una quebrada, constituye una de las iglesias más bellas del mundo. Imperdible también la visita a la Laguna de la Cocha, muy cerca de Pasto.
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Playas del Pacífico: Contrario a las playas del Caribe, suelen estar vacías. Si bien es cierto que el acceso a lugares como Nuquí, Bahía Solano y Bahía Málaga puede ser más demorado costoso, una vez en el sitio los precios suelen ser más baratos que en destinos como Cartagena y San Andrés, seriamente afectados por el turismo masivo. Las playas del Pacífico apenas se están abriendo al turismo luego de años bloqueadas por el conflicto en Colombia. Sin duda alguna un destino para visitar.
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Providencia: Aunque esta pequeña isla, al norte de la ya sobreexplotada San Andrés, siempre ha sido famosa como uno de los destinos más exóticos de Colombia, son muy pocos los que realmente han ido a visitarla. En efecto, llegar hasta allá es caro. No obstante, la isla parece envuelta en un manto permanente de tranquilidad que da la sensación de estar congelada en el tiempo. El turismo, músculo importante para la economía local, se vio seriamente afectado por cuenta de la pandemia.
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Los Llanos Orientales: Cerca de la capital cruzando la cordillera está una de las regiones más bellas y no tan conocidas por los colombianos. Además, el fin del conflicto ha hecho posible que el turismo se convierta en una industria naciente en la región. Caño Cristales, famoso por sus aguas de colores, es el destino más conocido de la zona. Sin embargo, hay parques naturales como Los Ocarros y El Toparro que ofrecen algunos de los atardeceres más hermosos del país.
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Boyacá: Muy cerca de la capital de la república, a solo tres horas partiendo de la terminal norte, está este departamento con gran cantidad de pueblitos fríos pero acogedores. Villa de Leyva es el más conocido. Sin embargo, destinos como Monguí, Duitama, Paipa y Ráquira ofrecen una experiencia inolvidable cargada de tranquilidad. Los alrededores de la Laguna de Tota y sus aguas azul cristalino dan la sensación de estar en una playa.
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El Huila: A siete horas por tierra de la capital está este departamento. Su principal destino es el Desierto de la Tatacoa, famoso por sus paisajes alunizantes. Villavieja, el pueblo al lado, merece una visita que muchos viajeros que van hacia el desierto, se olvidan de hacer. No menos interesantes son el Parque Arqueológico San Agustín y Gigante.
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Playas de Córdoba y Sucre: Las playas más famosas y visitadas del Caribe están en San Andrés, Cartagena y Magdalena. Muy pocos viajeros caen en cuenta que Córdoba y Sucre ofrecen otras playas no menos bellas y mucho más tranquilas. San Antero y San Bernardo en Córdoba; El rincón del Francés y Balsillas, en Sucre.
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