- Leemos Literatura, llámese narrativa, ensayo o poesía (cada vez menos esta última) porque en el fondo pretendemos entendernos, saber qué dice de nosotros la palabra ajena donde otro, el escritor o la escritora, también intentó el desciframiento.
- Toda lectura literaria, por más o menos pretensiosa que aparezca, es un acto de transducción, es decir, de adaptación con (nueva) información.
- La imaginación del lector, pero también la representación de la obra literaria en el teatro, en el cine o en las plataformas de streaming a manera de serie, cuando no que el cuento narrado una y mil veces, todas van tras la búsqueda del sentido perdido. Sentido primordial que, por lo demás, nunca regresa, quizá porque jamás fue, jamás estuvo.
- El lector debe entender que todo acto transductivo de la obra literaria está irremediablemente condenado a la sustracción. Es más: a esa altura la obra deja de ser ella y se convierte en un artefacto (actuado, filmado, sonorizado, pintado) distinto.
- Podríamos preguntarnos: ¿Cuándo la obra literaria es ella misma y cuándo no?
- La lectura literaria es un incesante palimpsesto en el cual la obra se reinventa. Por eso se ha dicho que toda relectura siempre implica el hallazgo de nuevos sentidos a partir de las palabras que alteran sus atuendos en la muda nocturnidad de las bibliotecas.
- En realidad es erróneo pensar que al leer Literatura hallamos sentido. El sentido no se halla, más bien se construye y se transforma.
- La lectura literaria no garantiza que al perpetrarla seamos luego mejores seres humanos. Sin embargo, al frecuentarla mejoramos (deberíamos) nuestro modo de relacionarnos con lo humano y con todo nuestro entorno.
- Frente a la lectura literaria la Academia de Letras opta, en no pocas veces, por el deber leer, aunque los avances más significativos que suceden ahí derivan de las secretas rebeliones del leer por leer.
- La lectura literaria es ceremonia renovada de un fuego alimentado por papeles y pantallas electrónicas que si bien nos queman jamás terminan de arder.
10 apuntes sobre la lectura literaria
La lectura literaria es ceremonia renovada de un fuego alimentado por papeles y pantallas electrónicas que si bien nos queman jamás terminan de arder
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