Muchos han defendido lo saludable de la risa pero sorprendentemente tiene también, ríase, sus peligros. Además, durante las fiestas decembrinas es frecuente encontrar notas periodísticas sobre ciertos beneficios de las bebidas alcohólicas. Por ejemplo “Bebedores viven más que los abstemios según un estudio” en El Espectador y “Diez beneficios desconocidos del vino tinto” en El Tiempo y ADN, ambos el mismo día 13 de diciembre del año pasado como para aderezar la tradicional novena navideña. Por supuesto que todos conocemos los terribles peligros de ingerir alcohol en exceso: accidentes, muertes, violencia doméstica, etc. Notemos entonces que en cuanto a estilo de vida saludable pocas cosas son blanco y negro, casi todo tiene su más y su menos. Por ejemplo, el reír y el beber. Seguramente alguien habrá reportado también los peligros, ríase, de la abstinencia sexual.
Aquel mismo día de Santa Lucía, 13 de diciembre muy celebrado en Escandinavia, el British Medical Journal sacó su número “festivo” de 2013. Es tradición de esta respetable revista publicar cada año en el último mes historias, relatos e investigaciones joviales que lo dejan a uno pensando. Recuerdo un infprme hace años sobre cuántas personas y en qué circunstancias se dormían durante conferencias científicas. Lo más interesante de la rigurosa investigación era que quienes “se echaban un motosito” aprendían tanto de la presentación como los que no dormían. Todavía creo que la conclusión es correcta. Observando a quiénes entran a los distintos auditorios o se quedan en la playa durante grandes congresos médicos en Cartagena podemos constatar que quienes asisten a las conferencias ya saben de que se va a hablar y conocen el tema por lo tanto aprenden lo mismo se duerman o no.
Este año pasado la revista revisó los efectos saludables y peligrosos del reír (BMJ 2013;347:f7274) Traduzco el adusto y preciso título del artículo: “Risa y jovialidad, investigación metódica de la risibilidad terapéutica y deletérea: síntesis narrativa” Es de subrayar que los autores siguen en su análisis todos los preceptos de la más correcta medicina de evidencia: buscan en las bases de datos Medline y Embase artículos sobre la risa de 1946 a 2013, eliminan duplicados, artículos de animales y menos rigurosas conferencias o presentaciones en congresos quedándose con un total de 785 publicaciones para sintetizar. De estas 85 muestran algún beneficio terapéutico de la risa, 114 reportan peligros del reír y 586 describen procesos patológicos que se acompañan de risa en el paciente. Entonces podríamos decir al Dr. Patch Adams: no todo es color rosa en el significado médico de la risa.
Como son más frecuentes (no necesariamente más confiables) los informes de los beneficios salutíferos de la risa me concentraré aquí en sus ocasionales peligros. Cardiovasculares: síncope por aumento de presión intratorácica o en casos de estenosis carotídea, arritmias, rupturas miocárdicas. En una enfermedad rara llamada el síndrome de Angelman o “del cachorro feliz” (niños con algún retardo sicomotor que ríen o sonríen permanentemente) puede ocurrir paro cardíaco por estímulo vagal. Complicaciones respiratorias: inhalación de cuerpos extraños, ataques de asma, pneumotórax, diseminación de infecciones pulmonares. Neurológicas: la risa como el chocolate, los helados, el sexo y otros placeres puede producir cefalea intensa. También la risa puede agravar hernias abdominales además de acompañarse frecuentemente de incontinencia urinaria. Este es un abreviado resumen de problemas médicos asociados a la risa.
Es más popular la asociación de la risa a un buen estado de salud. Ella se ha relacionado con una mejor función endotelial, prevención del infarto cardíaco o su recurrencia, mejor control de glicemia y la diabetes con aumento del consumo de calorías (40 kcal por 15 minutos de risa), ventilación respiratoria mejorada, etc. Lo que no se ha comprobado de manera consistente es el efecto de la risa en funciones inmunes como la actividad de “células asesinas naturales” (NK cells)
El artículo del BMJ concluye que no podemos aceptar que la risa es siempre beneficiosa. Si la analizamos como “fármaco” debemos estar atentos a su sobredosis y efectos secundarios en personas con factores de susceptibilidad. Podemos inferir sí que tiene riesgos bajos y puede ser beneficiosa en algunos casos. Yo añadiría parafraseando a Demócrito, el “filósofo risueño” de los presocráticos, la risa lo vuelve a uno sabio no necesariamente más sano siempre.
Y del beber ¿qué? Como digo es frecuente hoy leer sobre los beneficios del consumo limitado de bebidas alcohólicas, aunque nunca sí va a conducir un vehículo, por favor. Pero un cuidadoso estudio en la misma revista cuantifica el consumo etílico en 14 libros de James Bond (BMJ 2013;347:f7255) y llega a la conclusión que el paradigmático agente 007 debió ser diagnosticado como alcohólico pues ingería cuatro veces más de lo recomendado. Su heterodoxo Martini shaken, not stirred (sacudido, no revuelto) podría deberse a temblor inducido por alcohol añaden los investigadores.