Solamente una cosa le gustaba más que vender bultos de papa y novillos: ver al “Barbie” Ortiz en las tardes de domingo en la que se escapaba al Pascual Guerrero a ver al equipo de sus amores. Tulio Gómez había nacido en Manizales pero desde que se fue a vivir a la casa de sus tíos en Cali supo que su sueño sería tener un día tanta plata como para comprar al América y darle toda la gloria de este mundo.
Veinte años después, en 1992, a punta de sacrificio, ahorrarlo todo, y endeudarse con préstamos, pudo juntarse con su cuñado José Raúl Giraldo y comprar un supermercado quebrado en Siloé, entonces una zonas deprimidas de Cali. Levantaron las ruinas, compraron neveras, seleccionaron meticulosamente el personal y le pusieron un nombre que escogieron en una noche de desvelo: Súper inter. En 1993 compraron cinco supermercados quebrados, azotados por el sol vallecaucano. Esa fue el camino que lo llevó lejos: adquirir ruinas que transformaba en palacios donde vendía a los mejores precios alimentos, solo alimentos sin mezclarle ni electrodomésticos ni ropa.
Consolidó una cadena de 45 supermercados de primera calidad en el Valle del Cauca y en el eje cafetero. Su oferta de productos y precios lo llevó a competir con los grandes, al punto que en el 2014 el grupo Éxito-Carulla le compró para convertirlas en puntos de venta Carulla. ¿Qué hacer con la plata?
Nada distraía a Tulio Gómez más que ver jugar el equipo con el que se matriculó desde que llegó jovencito a Cali. Lloró cuando en el 2011 lo vio descender a la B. Y se propuso sacarlo de la mala racha en la que había caído. La única manera: volverse socio. En el 2013 adquirió el 15% de las acciones del equipo y desde la junta directiva empezó a dar unas peleas que resultaban estériles. Fue el propio Orestes San Giovanni, el italiano tostador de café arraigado en Cali, quien lo convenció de convertirse en socio mayoritario para volver acción los planes que lo trasnochaban. Y tenía con qué. A finales del 2015 se quedó con el 56% y comenzó a mandar.
La primera medida que tomó fue contratar al técnico Hernán Torres, el responsable de sacar a Millonarios de una sequía de más de dos décadas sin títulos. Luego sacaron del equipo a catorce de los 21 jugadores. Torres contó con todo el respaldo del nuevo dueño para tomar decisiones. Empezaron a llegar las figuras: Pablo Fuentes, Yessi Mena, Efraín Cortés, Javier Calle, Harold Martínez, Brayan Angulo y Arnol Palacios quienes fueron figuras descollantes en este segundo semestre. Seis meses bastaron para dejar atrás al Pereira, el Real Cartagena y el Quindío, sus rivales más fuertes. El ambiente con el aroma de triunfo empezó a cambiar. Ya pocos creían en la maldición del garabato
Desde finales de octubre se notaba en el ambiente que el milagro por fin se iba a dar: América, después de ganarle 2 goles a 1 al Deportes Quindío, subía otra vez a la primera división del fútbol colombiano.
La vida de Tulio Gómez ha cambiado con los triunfos del América. Atrás quedó su discresión y su bajo perfil. Los hinchas lo detienen en la calle, quieren una selfie con él; lo buscan los periodistas de todo el país para entrevistarlo y su cuenta de Twitter cuenta con más de sesenta mil seguidores. Los negocios de bultos de papa y ganado le den paso a transacciones de jugadores. Asiste a seminarios de fútbol alrededor del mundo para mantenerse al día con la misma energía con la que hace treinta años empezó de la nada su cadena de supermercados que terminaron permitiéndole poner a su amado América en la ruta de los grandes nuevamente.