El 6 de junio liberaban a Daniela, la menor de 11 años hija del director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Diego Mora. Los medios de comunicación y en las redes sociales formaron un gran alardeo y la noticia ocupo grandes espacios en la televisión, periódicos y emisoras nacionales. Hay que reconocer el gran éxito que tuvo todo este trabajo conjunto realizado por los medios de comunicación, nuestra policía nacional, fiscalía e incluso la Interpol; sin duda alguna, todas estas labores conjuntas han ejercido una gran presión sobre los captores de Daniela, que al final se vieron obligados a liberarla. ¡Qué gran fortuna la que ha tenido la familia Mora de poder reencontrarse con su hija!
Fortuna con la que no ha contado la familia Abadía Torres, una humilde familia de la siempre olvidada Buenaventura, quienes no tienen noticia alguna del paradero de su pequeña hija, Lisin Yajani, quien hace nueve meses, en el barrio San Luis, junto con su hermanito aceptaron de desconocidos repartir volantes por el barrio Juan XXIII, quizá por algunos miserables pesos. Después de repartir los volantes, cuando se disponían a cobrar el dinero de su trabajo, la pequeña Lisin Yajani fue montada en un vehículo tipo microbús que cubría la ruta hacia el sector continental del Puerto, desde ahí no se ha tenido ningún tipo de noticia de la pequeña de tan solo 8 años.
A diferencia de Daniela, la vida de Lisin parece tener un valor menos elevado, la Policía Nacional, considera que 20 millones de pesos son suficiente dinero a pagar por información del paradero de una niña de precarios recursos y de piel oscura. Y no es que 20 millones de pesos me parezcan una cantidad insignificante de dinero, pero qué son 20 millones por la vida de una niña, o que son 20 ante los 300 millones de pesos que se dispusieron por información del paradero de Daniela. Esta última no alcanzo a demorar 3 días completos en el secuestro y en 72 horas ya se ofrecían 250 millones de pesos por su recompensa, horas después la recompensa subió a 300 millones. Lisin lleva ya nueve meses desaparecida y parece que no se moverá de 20 millones la recompensa ofrecida. Durante los 3 días de secuestro los medios de comunicación cubrieron en todas sus emisiones la desaparición de Daniela, a eso le sumamos la conmoción que sufrió la alcaldía de Cúcuta, el ministro de defensa, nuestro honorable presidente Juan Manuel Santos y otras grandes figuras de nuestra política nacional.
Aclaro en este párrafo que no estoy en desacuerdo con todas estas medidas llevadas a cabo con Daniela, todas fueron muy bien hechas y mis felicitaciones para todos aquellos que hicieron la liberación de Daniela posible, y con este texto no quiero tampoco decir que deberían ofrecer 20 millones por Daniela, pero si se debería hacer la misma gestión por Lisin, como por todos los niños de nuestro país. Que tristeza que así no sea. La pobre Lisin al igual que buenaventura, ha sido totalmente ignorada por los medios de comunicación, si es caso en alguna de emisión de 7 de la noche entre las sesiones menos importantes del noticiero pudo ser televisado su caso, en alguno que otro periódico en una sección pequeña pudo ser escrita. ¿Sabrá nuestro honorable presidente o nuestro honorable ministro de defensa y demás oligarcas de este caso? quién sabe. Al fin y al cabo muchos dirán un niño más de la pobre buenaventura que desaparece, nada nuevo. Pero cuántas veces desaparece una hija de un oligarca de nuestro país.
“Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.”
Qué buena poesía esta que fue escrita dentro de nuestra constitución. Cómo se puede hablar de que todas las personas gozarán de los mismos derechos y tratos de autoridades cuando una niña vale más que la otra. Sin duda alguna, amigos míos, más que un estado social de derecho no encontramos frente a un estado clasista, discriminatorio e imparcial, pero lo más triste de todo esto es que nosotros mismo hemos sido cómplices de esta situación, directa o indirectamente.
Es hora de reflexionar sobre de lo que estamos siendo cómplices y así cambiar esta horrible situación en nuestro país, debemos de dejar de pensar que solo los hijos de los oligarcas pueden ser nuestros hijos y debemos dejar de ver los problemas en las principales ciudades, como si fueran la problemática general de nuestro país; como también, para concluir, quiero dejar mi deseo porque la familia Abadía Torres y todas las familias que al igual que el director Diego Mora han sufrido la pérdida de uno de sus pequeños, puedan gozar de un trato igual al que se tuvo con Daniela y así, al igual que el director, los hijos de estas familias puedan tener también un final feliz.
