Hay una noticia particularmente grave para nuestra alma máter: se trata del anuncio de Enrique Peñalosa de incluir la venta de la ETB en el Plan Distrital de Desarrollo y la aprobación del Concejo de Bogotá para que se proceda con su privatización. Este hecho plantea un desafío a la comunidad universitaria y a quienes defendemos el patrimonio público de la capital.
La Universidad Distrital recibe dos tipos de recursos por parte de la ETB: unos por cuenta de las acciones de la universidad en la empresa --que corresponden al 1,76%-- y otros por cuenta del presupuesto que el Distrito recibe de la ETB --que entre 2003 y 2015 fue de 1,79 billones de pesos-- ofreciéndole anualmente a las arcas de la capital un promedio de 100 mil millones de pesos.
Entre 2003 y 2015 la ETB le reportó recursos directos a la Universidad Distrital por más de 90 mil millones de pesos, y solo el año pasado aportó más de $1.190 millones que van al presupuesto de funcionamiento. Esta cifra representa un soporte importante para procesos como contratación docente, matrículas y mantenimiento de la infraestructura. En medio de una delicada situación financiera de la Universidad, estos son unos recursos fundamentales que no deberían dejar de percibirse.
El ejemplo de lo que debería realizarse, en defensa y desarrollo del patrimonio público y de la educación como derecho, es lo que ocurre en Uruguay con la empresa pública de telecomunicaciones ANTEL, la cual, además de aportar presupuestalmente a la Universidad de la República –cuyos ingresos provienen en su gran mayoría de la financiación estatal- también ha realizado convenios para el mejoramiento de la infraestructura informática de tal institución a través de la instalación de redes de fibra óptica, lo que contribuye a la ampliación de dicha universidad y a que los estudiantes “tengan el mismo internet en la universidad que en sus hogares”.
La U. Distrital forma profesionales en ingenierías, así como técnicos y tecnólogos, por tanto, debería tener en la ETB pública un soporte para el desarrollo de sus actividades productivas y académicas, además de ser esta una empresa fundamental para el desarrollo de la tecnología que resulta cada vez más importante para los procesos educativos. En tal sentido, es un despropósito vender la ETB a nombre del “mejoramiento educativo”.
Ahora que la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá está realizando inversiones en redes de fibra óptica y que tiene importantes posibilidades de crecimiento, gracias a la infraestructura que ha construido durante años, resulta fundamental defenderla de las garras privadas de los monopolios en tanto del éxito de esta empresa depende la suerte de la universidad de los bogotanos. Estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad Distrital no seremos inferiores al reto de defender la ETB.
@roavargasbecerr