Los africanos, en menos de 15 años, han pasado del dominio económico y geoestratégico de Europa y Estado Unidos a la zaga de una hegemonía imperial de Pekín. China marca un nuevo derrotero en el mapa de la dominación imperial en África. De hecho, desarrolla una avasalladora penetración colonial a través de sus inversiones estratégicas en sectores claves de las economías africanas.
Su política ha sido la de crear decenas de centros de promociones de sus inversiones, un Banco de Inversiones y representaciones del Bankof China y del China Construction Bank en varios países. Además, una serie de filiales del Eximbank para financiar importaciones y exportaciones. Por consiguiente, ha estructurado alianzas claves con el Ecobank Transnational, un Banco panafricano con filiales en más de la mitad de los países africanos.
Igualmente, a través de la Chinese Communications Construction Company, uno de sus mayores conglomerados en construcciones de obras de infraestructura, se ocupa de construcciones de vías, puertos, aeropuertos, hidroeléctricas, oleoductos, hospitales, ferrocarriles, programas de electrificaciones y de equipamientos militares en gran parte de los países.
Los chinos no solo significan una amenaza para los intereses comerciales y hegemónicos de Estados Unidos en África, sino en el campo militar ya son los segundos proveedores de armas de África. También controlan leoninas concesiones de explotaciones madereras, negocios de compras de tierras para producciones de alimentos y exenciones tributarias y aduaneras para a inundar el comercio africano de productos chinos. De allí que en algunos países por las competencias desleales de los chinos han surgido protestas en torno de la destrucción de las nacientes industrias nacionales, que no han podido competir con las importaciones de los productos chinos. Muchas empresas textiles africanas se han visto abocadas a la quiebra tras las inundaciones de las telas chinas.
Más allá de la hegemonía de China en las economías de Nigeria, Sudáfrica, Angola, Sudán, Kenia, Tanzania, entre otras, la del Congo es una de las economías donde más fuerzas han penetrado los capitales chinos. El Congo, por su ubicación geográfica, su extensión territorial, su población que supera los 74 millones de habitantes y sus incalculables riquezas, se ha convertido en centro neurálgico de los intereses estratégicos de Pekín en África.
El Congo es uno de los países africanos más ricos en recursos mineros-energéticos, en flora, fauna y posee más del 30% de los recursos hídricos de África. Un país cuyo pasado está marcado por uno de los peores saqueos y pillajes en la historia africana. Primero por el rey Leopoldo II de Bélgica, luego por las multinacionales gringas, europeas y actualmente por el neocolonialismo de Pekín.
Los chinos tienen sus garras puestas en sus riquezas de diamantes, petróleo, cobre, oro y coltan del Congo, estas últimas las mayores del mundo. Los millonarios tratados firmado en los últimos años con los chinos, denominados “El Plan Marshal para el Congo”, los cuales superan los 15.000 millones de dólares. Explican los intereses de Pekín en la economía de Kinshasa, acuerdos comerciales donde los chinos aseguran exportaciones de diamantes, maderas, petróleo, oro, cobre y coltan, entre otros minerales por más de tres décadas.
Pese a que la política de los chinos es no involucrarse en cuestiones políticas en los países que tienen interese comerciales. Sin embargo, en el caso del Congo, las cosas pintan diferentes, su socio el presidente José Kabila, pretende perpetuarse en el poder y los chinos no son ajenos a sus pretensiones.
El conflicto político que se ha desató en el Congo, obedece a que el presidente Kabila, aspira seguir en el poder más allá del límite permitido por la Constitución, dos períodos de gobierno.
Su interés de aplazar las elecciones de noviembre cuando tiene que entregar el poder ha desencadenado fuertes tensiones políticas. El principal líder de la oposición Moisés Katumbi, candidato presidencial y su antiguo aliado es uno de los líderes de la oposición y ha denunciado desapariciones, encarcelamientos y asesinatos de líderes que luchan contra la permanencia en el poder de Kabila.
Las protestas y disturbios en el últimos meses en las principales ciudades congoleñas han obligado abrir un diálogo político entre el gobierno y la oposición, con el fin de impulsar el proceso electoral de noviembre. Katumbi, dice: "los congoleños tienen el derecho de impedir que un individuo ejerza el poder violando la Constitución". En su opinión, los congoleños tienen el derecho de exigirle al presidente Kabila dejar el poder el 19 de diciembre. Su tesis es que el presidente Kabila tiene dos opciones: entra en la historia dejando el poder en los plazos constitucionales o acabar como otros exmandatarios africanos, aferrado al poder como los antiguos reyes africanos.
@j15mosquera