No se trata de verlo todo bajo la sombra de la sospecha, pero tratándose de las políticas educativas de nuestros gobiernos deberíamos no sólo sospechar sino comprometernos para cuestionar y desafiar su constante improvisación y estratégico engaño. Hace algunos días hizo eco en algunos medios de comunicación los desilusionantes testimonios de algunos “cerebros fugados” que fueron invitados a volver al país con el fin de aprovechar sus conocimientos y experiencia para desarrollar proyectos de innovación e investigación en Colombia. Muchas/os de ellas/os ahora son nuevas/os desempleadas/os en este país de promesas falsas; literalmente les jodieron la vida. Tanto tiempo en el extranjero les hizo olvidar que para ser científica/o en Colombia deben aprender primero de burocracia y clientelismo.
Este hecho sirva de preámbulo para poner en cuestión la agenda del Ministerio de Educación, para resolver un asunto profundo, complejo y necesario: la formación permanente de los maestros en educación básica y media. El lanzamiento del Programa “Becas para la Excelencia Docente” se presenta al igual que su homólogo para los estudiantes que terminan la educación media (“Ser pilo, paga”), como una gran oportunidad que ofrece el gobierno para la cualificación de los docentes. Las condiciones financieras son similares a las de los estudiantes, terminar el programa de estudios en el tiempo establecido, sin posibilidad de traslado, cambios de programa o infortunios, de lo contrario, a pagar la deuda contraída con el ICETEX. Y su objetivo uno sólo: “mejorar la calidad de la práctica pedagógica de los establecimientos educativos, para el desarrollo de las competencias básicas de los estudiantes, sus desempeños en matemáticas, lenguaje y ciencias naturales y el mejoramiento de sus resultados en las pruebas SABER”. En palabras más simples, formar a los docentes para mejorar el desempeño de los estudiantes en las pruebas internacionales, porque sólo así seremos los más educados de América Latina. Me permito ver esto como una cuestión de ego santista y parodyano. Egos que están anclándonos sistemáticamente a la reproducción permanente del conocimiento permitido e impidiéndonos el despliegue del potencial creativo e innovador que puede traer una educación que se enfatice en la descolonización del pensamiento.
Hasta hace pocos días estuvo en Cartagena y Pasto el boliviano Inti Huascar Ayma Calle, después de escuchar algunas cuestiones relativas al Modelo Educativo Socio-Comunitario Productivo que se está impulsando en Bolivia, confirmé una certeza: las políticas públicas para la formación permanente de maestras/os en Colombia se improvisan tanto que decaen en la vergüenza. Bolivia en medio de las necesarias controversias viene avanzando en la implementación de este modelo educativo, un modelo caracterizado por la construcción colectiva, en la que prima la recuperación de un conocimiento “propio”, no impuesto por la agenda neocolonizadora del neoliberalismo, ni por el ego santista de ingresar a Colombia en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En Bolivia, el Ministerio de Educación no mira hacia afuera como el nuestro, se observa y reflexiona a sí mismo y desde ahí se auto-re-construye en relación con los demás. El Programa de Formación Complementaria para Maestras y Maestros en Ejercicio (PROFOCOM) y la construcción de este modelo deberían volcar nuestra mirada hacia Bolivia para repensarnos no sólo como educadores sino como país.
Insisto, esta nueva iniciativa del gobierno debe preocuparnos. Bajo la lógica tecnocrática de Parody, las Instituciones Educativas con mejores puntajes coinciden con el número de docentes que tienen mayor formación, por lo tanto, hay que cualificar a los maestros; definitivamente eres “súper pila” Gina. Las/os maestras/os en Colombia debemos hacer frente a esta improvisación que reduce la educación a fórmulas simples que desconocen situaciones complejas.
No puedo alegrarme por las/os compañeras/os que fueron “beneficiadas/os” con estos créditos condonables porque, sencillamente, ni siquiera pudieron elegir lo que quieren estudiar y dónde, eso ya está dado de ante mano y explícito en las condiciones del programa; tampoco podrán innovar a través de sus investigaciones en cuestiones socio-culturales, políticas, estéticas y éticas, sus trabajos están condicionados al mejoramiento del desempeño de los estudiantes en pruebas estándar; lo siento, pero no puedo alegrarme por esto, lo que hago de manera sincera es acompañarlas/os en su nueva angustia.
En definitiva, habría que preguntarles a las/os docentes seleccionadas/os quienes serán acompañados en su proceso de cualificación y en la implementación de los respectivos proyectos de investigación pro-pruebas en sus instituciones educativas por las distintas universidades acreditadas, porque lo dicho por mí sólo pasa por escuetas vaguedades.
Fernando Palacios Valencia
@FerPaval
