En febrero 14 de, 2014 en el Diario Digital “La Calle” el Secretario de Salud del Departamento de La Guajira pidió colaboración para ‘frenar’ muerte por desnutrición en La Guajira
Link http://66.147.244.206/~lacallec/diario/wayira/2014/02/14/secretario-de-salud-pide-colaboracion-para-frenar-muerte-por-desnutricion-en-la-guajira/
Según la noticia el secretario de Salud del Departamento de la Guajira, Dr. Jorge Juan Orozco, “llegó hasta las instalaciones del Hospital ‘Nuestra Señora de los Remedios’ para visitar a los niños recluidos por desnutrición y verificar a que IPS o EPS pertenecen y así poder tomar medidas al respecto.
En el lugar se encontró con que algunos de los familiares de los menores de esta etnia pretenden sacar a los menores de los centros de salud sin respetar los conceptos médicos.
Sobre el tema el Secretario de Salud manifestó, “tenemos que respetar la parte cultural de los indígenas, pero también tenemos que evitar y oponernos a que esa niña salga del hospital sin terminar su tratamiento porque con seguridad si permitimos que se la lleven para su comunidad, la niña va a morir”
Dado este caso fue necesario una reunión con la presencia de funcionarios de Bienestar Familiar, Policía de menores, gerencia del Hospital ‘Nuestra Señora de los Remedios’, autoridades indígenas, quienes se reunieron y trataron de convencer a los familiares para que esa niña no se la llevaran a su comunidad y así evitar una muerte más por desnutrición en La Guajira. La menor continúa su recuperación hasta el día domingo que se permitirá el traslado a su ranchería.”
Pero porque ocurre esto:
La sociedad wayuu presenta una estructura compleja, es de carácter matrilineal y clánica, teniendo unos 30 clanes. Cada uno con su propio territorio y su propio animal totémico. Existen todavía las autoridades tradicionales, y existe una forma específica de administrar justicia, las figuras de los putchipu que son los portadores de la palabra y también los que ayudan a resolver conflictos entre los clanes. Dentro de la familia extendida, la autoridad máxima le corresponde al tío materno, que es quien interviene en todos los problemas familiares y domésticos. Dentro de la familia nuclear, los hijos son dirigidos prácticamente por el hermano de la madre y no por el propio padre biológico. La mujer tiene un papel muy importante se puede decir que es la conductora y organizadora del clan y políticamente son muy activas en su sociedad, son también muy activas e independientes
La investigadora Carmen Laura Paz Reverol de la Universidad del Zulia, Venezuela nos acerca un poco a este fenómeno
Los wayuu, conocidos también como Guajiros, son un pueblo amerindio de filiación lingüística arawak; están en contacto con el mundo occidental desde el siglo XVI. Han tenido una gran capacidad para permanecer como grupo social a pesar de los contactos permanentes, imposiciones que han ido en detrimento de su autonomía. Es una tierra en su mayoría seca, caliente, semidesértica, con pocas fuentes de agua dulce, presenta largos períodos de sequía con cortas temporadas de fuertes lluvias que inundan en algunas zonas las casas, cultivos y zonas de pastoreo.
La globalización los insertó desde muy temprano a la lógica del mundo capitalista al mundo wayuu, los cuales adoptaron desde los primeros tiempos del contacto con los europeos nuevos elementos tecno-económicos, lo que generó un proceso de transición de las formas de subsistencia prehispánica a un tipo de economía con base, principalmente, en el pastoreo y el comercio. El ganado (caprino, vacuno, equino y ovino) pasó a constituir un valor económico y de intercambio inter y extra étnico y el centro de todas las prácticas y relaciones sociales y simbólicas del grupo. Sin embargo, actividades como la caza y la recolección, la agricultura y la pesca no fueron abandonadas sino que, desde ese momento, pasaron a ser actividades complementarias. En cuanto al comercio, los wayuu se convirtieron en excelentes comerciantes con los europeos que llegaban a sus costas (franceses, ingleses, holandeses) ante los fallidos intentos de la corona española de conquistarlos y dominarlos, tentativa que nunca fue lograda en los tres siglos de dominio hispano. En la primera mitad del siglo XX los wayuu incorporaron el comercio -incluido el contrabando, que ya venía ejerciendo desde el siglo XVII- como una de sus actividades económicas (Paz, 2000).
Con la consolidación de los Estados-nación de Colombia y Venezuela en el siglo XX, los wayuu han sufrido cambios culturales acelerados y, en muchos casos, presionados por las condiciones económicas, se han visto obligados a migrar a las ciudades más cercanas de la Península de la Guajira: Maicao y Riohacha (en Colombia) y Maracaibo, Machiques, La Villa del Rosario de Perijá, Valencia (en Venezuela). Esto ha implicado profundos cambios en los patrones migratorios, en su organización político-sociocultural, entre otros aspectos.
El modelo curativo de atención de las enfermedades presenta características de cambio y redefinición: las enfermedades han cambiado en su naturaleza, en su definición, en su terapéutica y en la prevención, así como también en los agentes a quienes se acude para la curación (García Gavidia, Paz y Díaz, 2008). Ya no solo se acude a los curadores del propio grupo sino también al médico del sistema biomédico occidental, a los curadores criollos de culto y a los sanadores por la fe de las nuevas iglesias evangélicas. Los procesos de salud/enfermedad/atención en las diversas culturas pueden ser ejecutadas por actores sociales que son formados dentro de su cultura; están en relación con el estado del cuerpo, el diagnóstico, tratamiento y pronóstico de la enfermedad de los individuos en su cotidianidad. Estos comportamientos son realizados por los curadores de los sistemas curativos a los cuales acude. De igual manera, las prácticas curativas son procedimientos que se realizan después de presentados los eventos patológicos y que buscan el control de signos, síntomas, alteraciones biológicas y fisiológicas causadas por la enfermedad. En este caso se busca a los curadores para restablecer el orden.
Sin embargo, y pese a estos cambios, no abandonan sus sistemas tradicionales para enfrentar la enfermedad.
El curador de la cultura wayuu, quienes son denominados outshii, en wayuunaiki; idioma de la nación wayuu. Dentro del sistema curativo wayuu hay diferentes tipos de curadores o especialistas. El Outshi o la Outsü, quien atiende las enfermedades comunes o ayulee y las enfermedades de origen sobrenatural o wanülüü, asociadas con la cultura; hay dos variedades de Outshi (sü), el o la Emeijut que es especialista en partos, y el (o la) Epitutu o'uupala que tiene bajo su responsabilidad la curación de órganos como los ojos. Otros curadores son: Oulakut, quien ejerce el oficio de la adivinación; Anaajüt jipu es un especialista en todo lo relacionado con el sistema óseo; A'latülü es quien tiene el oficio de masajeadora; Jupula tepichi que es el especialista en niños; Anaajülü ale'e quien tiene el oficio de partera; y finalmente Alajut unu'u que es especialista en medicina Wayuu (entrevista realizada a la curadora Mística Andrade en el mes de noviembre de 2001).
Desde niños los wayuu saben de donde provienen, quienes son su familia extensa y cuál es el cementerio donde serán sepultados.
Cuando un indígena enferma, el grupo familiar se concentra alrededor del enfermo, entendiendo a la familia abuelos, padres, tíos, primos (sin distingo de grados o niveles de consanguinidad) de tal forma que en un momento dado puede haber 20, 50, 100 o mas personas pernotando alrededor de la vivienda del enfermo por muchos días.
Es aquí donde se presenta el conflicto cuando un miembro de la familia debe ser trasladado hospitalizado en un centro de salud, generalmente ubicado muy lejos de sus comunidades en las cabeceras municipales y comienza el conflicto social porque deben abandonar su comunidad, pertenencia y sus animales.
La familia entera se ve forzada desplaza con el enfermo, y las reglas de las instituciones de salud no permiten que estos estén cerca del enfermo, generándose automáticamente un choque cultural y una desconfianza hacia los profesionales de la salud quienes no son de su etnia ni hablan su lenguaje y muchas veces no les explican lo que ocurre con su pariente enfermo y las acciones y medicamentos que se le darán.
Adicionalmente, la mayoría de los wayuu son pobres de solemnidad, sus riquezas no están representadas en dinero, y al verse obligados a desplazarse a las ciudades, trasladan con ella su pobreza y sus dificultades, y cuando el familiar debe permanecer muchos días hospitalizado, el grupo familiar debe padecer hambre y dormir a la intemperie viéndose expuestos a muchos riesgos.
Esta situación se agrava aún más cuando el paciente debe ser remitidos a un nivel superior de atención generalmente ubicado en otras ciudades, incluso fuera del Departamento, lo que genera una barrera para la familia y la comunidad.
Este es quizás la mejor explicación de porqué los indígenas son reacios a dejar a sus parientes hospitalizaos y prefieren llevárselos a sus comunidades.
NOTAS SOBRE LA MUERTE EN LA CULTURA WAYUU
Tonado del EL TIEMPO http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-826747
Los muertos al igual que las fuentes de agua, la presencia de cementerios en las distintas patrias Wayuu marca hitos territoriales que señalan la precedencia en la ocupación de un área determinada por un grupo familiar extenso. En muchos casos, estos se erigen sobre pequeñas colinas y montículos que permiten que las blancas tumbas sean visibles desde lejos, sensibilizando y humanizando así extensas zonas de la península. Los cementerios se hallan, por lo tanto, ligados a los principios que rigen el control territorial. Ellos, en ocasiones, pueden funcionar como escrituras colectivas de propiedad de un grupo de parientes uterinos en las disputas por el control de un territorio. Un grupo familiar extenso puede tener más de un cementerio en diferentes patrias Wayuu, que pueden ser jerarquizados según su antigüedad. La historia de los cementerios permite la reconstrucción de migraciones, vicisitudes, matrimonios y conflictos de un grupo de parientes uterinos a través del desierto guajiro.
En los cementerios se celebran los velorios, que constituyen, sin duda, el acontecimiento social más importante de la sociedad Wayuu por cuanto evidencian el prestigio y la posición social de un determinado matrilinaje. Los velorios pueden durar varios días, de acuerdo con la posición social de la persona fallecida. Se acostumbra a despedir con varios disparos el traslado del cadáver desde la enramada donde lo han llorado sus deudos hasta el lugar en donde será sepultado.
Cuando alguien ha encontrado la muerte de manera violenta, los hombres evitan tener contacto con el cuerpo del difunto y son las mujeres las que se encargan de su preparación funeraria, pues se cree que el contacto con el cadáver hará que los hombres pierdan su valor en el combate e incluso puede provocarles la muerte posteriormente.
En los velorios se sacrifican reses y cabras cuyas almas acompañan también al difunto hacia Jepira, esa otra Guajira de los indios muertos, donde conservan la posición social que tenían en vida y donde también ocurre una segunda muerte, después de la cual los hombres pueden regresar a la tierra en forma de lluvia. En consonancia con esta creencia, años después de su primer entierro, los Wayuu realizan un entierro secundario en el que los restos del difunto se trasladan, del cementerio de construcción más reciente al más antiguo, y se mezclan con los de sus antepasados, cerrando así un ciclo de existencia coherente con su concepción mítica de la muerte.