Las películas que presentan en Semana Santa y las estatuillas que venden afuera de las iglesias siempre han mostrado a Jesús como un hombre guapo; alto, de piel blanca, ojos azules y melena castaña. Sin embargo, esta no es más que una figura inventada por los pintores occidentales durante el Renacimiento, quince siglos después del nacimiento de Jesús, pero que hoy se sigue reproduciendo por motivos religiosos.
Jesús era judío y por eso su fisionomía debía parecerse más a la de un hombre de piel morena, cara ancha y pelo rizado. Según el equipo de investigadores británicos de la serie de televisión “Hijo de Dios” presentada por Discovery Channel, el color de la piel sería consecuencia del clima de Israel durante la época y su cara se podría deducir por la forma de un cráneo judío encontrado en Jerusalén en el siglo I que daría pistas sobre la forma de la cara incluyendo cejas, nariz y mandíbula. Así mismo los investigadores utilizaron imágenes de Jesús encontradas en las sinagogas de el norte de Irak, entre los siglo I y III para deducir detalles como el pelo y la barba.
La imagen que se tiene hoy de Jesús corresponde más a la idea de pureza y divinidad que profesa la religión católica porque antropológicamente es absurda e imposible. Jesús debió ser un hombre con pómulos y nariz prominentes, piel morena por las largas caminatas bajo el sol de Judea y cabello rizado y corto, pues según el libro de los Corintios capítulo 11 versículo 14: “la naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?”. Hay quienes dicen que lo usaba largo porque había hecho el voto nazareo es decir un voto de humildad en el que se dejaban crecer el cabello pero que también prohibía tomar vino y tener contacto con los muertos.
Jesús no pudo haber hecho el voto nazareo porque él tomaba vino y resucitó a Lazaro. Es probable que la confusión sea porque Jesús se crió en la ciudad de Nazaret y por eso le digan nazareno pero esto no debe confundirse con nazareo. Son dos cosas totalmente diferentes.
Por otro lado La Biblia en muchos de sus pasajes confirma que Jesús no fue tan guapo como lo pintan. En Isaías capítulo 53 y versículo 2, se dice “no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos más sin atractivo para que le deseemos”. Y por otro lado en el libro de Mateo capítulo 4 versículo 30 dice “más él pasó por en medio de ellos y se fue”, es decir que pasó desapercibido lo que sugiere que su apariencia era como la de cualquier otro judío. Por otro lado, Jesús no era tan dulce como lo muestran sino un hombre musculoso, varonil y dinámico según el libro de Marcos capítulo 6 versículo 3 que dice “¿no es éste el carpintero…” esto significa que Jesús siendo carpintero o constructor debió ser un hombre fuerte con brazos y hombros desarrollados e incluso con callos en las manos.
Las respuestas a la fisionomía de Jesús están en la Biblia y no en el arte religioso. Jesús no era tan bello como lo han querido mostrar, pues físicamente fue un judío común y corriente. Seguramente habrá quienes crean que por ser bueno también debía ser bello pero esto no es más que un invento de quienes también creen que el diablo es rojo y los ángeles tienen alas.