Un 19 de abril, hace nueve años, en la ciudad de Buenaventura, asesinaron a once jóvenes, sus cuerpos fueron encontrados dos días después con signos de tortura, al lado de ellos colocaron un joven más, asesinado el día anterior.
Los paramilitares y sus beneficiarios desarrollaron la mejor estrategia de terror. Engañar a jóvenes para jugar un partido de fútbol, y luego en un escenario de alegría asesinarlos. Así fue el inicio del terror que hoy se expresa en las Casas de Pique.
Esa masacre de jóvenes afrocolombianos sigue en la impunidad pero la memoria colectiva no la olvida, sigue clamando justicia, identificación de victimarios o mejor de sus beneficiarios que hoy hablan del desarrollo excluyente, en barrios que se han convertido en parte de un Puerto Dulce, de bodegas modernas.
En la memoria aún negada de los afros de Buenaventura: Javier Borja, Concepción Rentería Valencia, Carlos Arbey Valencia, Pedro Paulo Valencia Aramburo, Rubén Darío Valencia Aramburo, Pedro Luis Aramburo Cangá, Alberto Valencia, Mario Valencia, Víctor Alfonso Angulo, Leonardo Salcedo García, Iber Valencia, Jhon Jairo Rodallega.
Sin Olvido, 19 de abril de 2014