La escandalosa cifra de 9 muertos en Bogotá como consecuencia de la celebración desbordada porque la selección colombiana de fútbol ganó un partido en la Copa de Brasil 2014, es una vergüenza mundial. Ese hecho debería suscitar una honda reflexión ciudadana acerca del país que tenemos. Y la pregunta sigue siendo la misma: ¿dónde está la clase dirigente? O será que también es culpa del narcoterrorismo de los últimos tiempos.
Ya el gobierno y las autoridades se están dando golpes de pecho y buscando soluciones extremas a una situación que es alarmante. La imposición del Alcalde Petro de la Ley Seca en Bogotá como una medida preventiva que busca reducir las cifras de violencia en la capital, es una decisión valerosa que ha generado reacción de los expendedores de licor pero está justificada por reivindicar la acción del Estado en la prevalencia del interés general y la búsqueda del bien común. Toda vida es sagrada, aún la de aquellos que nos desagradan. Y hay que proteger la vida de la emoción vandálica que producen la embriaguez y el fútbol.
Pero entre todas las posibles, la medida preventiva más importante es quitarle a Cerveza Águila el Patrocinio Oficial de la Selección Colombia, Siempre (así dice el slogan). Esa es una vergüenza social permitir que una empresa de licores patrocine el deporte y, más aún, tratándose de un verdadero emblema nacional como es la selección de fútbol, en la cual se confunde el patriotismo nacional con la emoción de un gol. Tal como los cantaba, henchido de pasión, el locutor Edgar Perea: “Goooooool de mi Patria, Colombiaaaaaa…”.
A qué vienen ahora sicólogos, sociólogos, deportólogos, especialistas a hablar de causas y motivaciones, cuando los medios de comunicación incitan a la población con publicidad desbordada, “Celebra con Águila”, “Águila refresca nuestra pasión”, “Donde hay goles está Águila”, hasta el punto que el consumidor asocia de manera inconsciente el fútbol con el alcohol. Y ahí están las consecuencias, en un país donde la violencia es uno de los factores culturales predominantes y un partido de fútbol se convierte en un asunto de seguridad nacional.
Ante la falta de voluntad política, corresponde a la sociedad civil, a las organizaciones sociales, a las asociaciones de padres de familia, a los educadores, a la ciudadanía, hacer presión social, ejercer el poder ciudadano para quitarle al imperio del alcohol el predominio sobre el deporte, tal como sucedió con el tabaco. No es justo que un adolescente reciba esa carga de motivación a consumir cerveza de una manera tan indefensa y provocadora. No más Cerveza Águila en el deporte.
Costa Rica sigue siendo un país modelo para Colombia, en cuanto que no tiene ejército, mientras aquí los gastos militares se consumen la mayor parte del presupuesto nacional. Con J.L. Pinto, un técnico de fútbol colombiano logró (con 0 muertos) una mayor hazaña que el profesor Peckerman (con todo respeto), al derrotar a Uruguay e Italia, dos campeones mundiales. Y ¿saben quién es el Patrocinador Oficial de la Selección Costa Rica? Atérrense: “Arroz y Fríjoles Don Pedro”, según contrato firmado por los próximos cuatro años entre la Federación Costarricense de Fútbol y la empresa KANI, de productos alimenticios.
Nos llevan mucha ventaja los ticos.