Madonas Minidonas es la unión de cuatro amigos -dos cocineros pasteleros, un comunicador social y un abogado-, quienes cansados de sus rutinas pero sin la posibilidad de abandonar sus roles diarios, decidieron arriesgar algo de tiempo y un poco de dinero para iniciar un proyecto: ser el único y el mejor domicilio de donuts de Bogotá (en español se le dice dona, como suena).
Hace tres meses empezaron en una diminuta cocina de un apartaestudio en Chapinero friendo las donas. Era un quinto piso sin ascensor donde trabajaban desde las 12 de la noche cuando uno de los socios terminaba su turno de trabajo. Parte de la noche y de la madrugada amasaban, bollaban y producían las Madonas. Hoy están compartiendo con una panadería su centro de producción en el Barrio La Castellana de Bogotá.
"Empezamos haciendo todo nosotros mismos, madrugando a repartir donas, llevando pedidos en traje y corbata a la hora del almuerzo, creando rellenos, combinaciones permanentemente, llevando las cuentas, apuntando pedidos, sacrificando gustos, rumba y aficiones para consolidar el negocio. Por eso aquí estamos."
Hasta ahora las donas han gustado mucho, son como bocaditos llenos de buena onda con el grandísimo añadido que es que las llevan a la puerta de la casa, escuela u oficina. El que no es dulcero, prueba se antoja y se come unas cuantas pero el que es adicto, no se resiste y puede comerse en un sólo viaje, la cajita de 6 o de 12 minidonas.
Sus clientes son estudiantes universitarios, agencias de diseño y publicidad, mamás y tías que encuentran una opción diferente que ofrecer en sus recepciones y comidas. Las preferidas son las de Nutella® y las de arequipe, aunque para el consumidor clásico está la donita sin relleno, glaseada o la rosquita de miel.
Madonas recibe sus pedidos a través de Facebook. Hay que robarlas porque seguramente con la delicia de sus masas, texturas y rellenos, se volverán adictos a estas minidonas.
Como bien dicen sus creadores: Todos comen, todos flipan.